01 septiembre 2005

Nostalgias de botellón
   publicado por freddd

Que levante la mano si hay por aquí algún lector con más de 20 años y que no sea abstemio que no haya participado alguna vez en un botellón. Dudo que exista alguien que no haya probado los placeres de la ingestión alcoholica en las calles. Y por eso me he animado a recordar algo tan nuestro que ya es memoria.

Tristemente también en este aspecto quieren europeizarnos, como van a hacer también poco a poco con el tabaco, los horarios de cierre de los bares, etc, etc. Acaso nadie se da cuenta de que nosotros en realidad lo que somos es españoles?? es que alguien nos ha preguntado que es lo que queremos? acaso las hordas juveniles no han dado sobrada muestra de querer una continuidad generacional en lo que a respecta a los habitos sociales y de consumo??

Como no me quiero poner meláncolico y unicamente aspiro a sacar esa memorial sonrisilla en los lectores os diré que me encantaría volver a aquellos desmadres alcoholicos al aire libre, ese olor a putrefacción de los breaks de vino, esa turba sedienta de whiskey que pasaba de unos a otros los vasos de plástico y las botellas. Allí no había nada por lo que luchar, allí solo ibas a olvidarte de todo, a perder un poco el conocimiento y a prepararte para la salida nocturna, sin molestar a nadie, sin afan de grandeza, sin pretensiones, solo a bucar tu pequeña evasión noctambula. Si, se sigue saliendo, por supuesto, se sigue bebiendo, pero y que? como que y que? si, que y que? pues que no es lo mismo, la multitud embriagada al aire libre, la cogorza en las primeras horas de la tarde y al inicio de la noche, la continua melopea colectiva, la tajada con la botella de martini blanco, sin cuya ingesta jamás nadie pudo pasar de la infancia a la adolescencia... el que se haya olvidado este paso sin duda habrá dejado un eslabón importante en su evolución.
Cualquier sitio, era bueno, una plaza, un parque, un banco, la casa de unos colegas (esto aún se hace obviamente pero ya no es un botellón como tal), una playa, la orilla de un rio, los pies de un gran monumento, un castillo...

Era un lugar y un momento de esparcimiento, donde conocer gente, ver viejos amigos, ligar (no esto casi nunca ocurrió) y conversar con tus colegas de toda la vida sobre cosas absurdas, jugar a juegos con el unico afán de ingerir otro trago, en fin, un pequeño recreo en medio de esta sucia y andrajosa vida que nos ha tocado vivir.
Recuerdo de manera especial aquel botellon cacereño con miles de almas unidas por las botellas de dyc y de william lawson, aquellos whiskeys baratos de antaño cuando los estudiantes malcomían durante la semana ahorrando sus cuartos para tal efecto... de hecho según un estudio el botellón de Caceres era el más barato de todos, una media de 3,13 € por persona y Caceres es la ciudad done menos dinero gastan los jovenes de media, 10,13 € la noche (ver noticia)

Eran buenos tiempos.

Nota de Fry:

Oh, que grandes botellones, esa fotografía de la plaza Mayor de Cáceres me ha traído imborrables recuerdos. Probablemente no todo el mundo sepa que el botellón se inventó en Cáceres. Sí, se inventó allí y se exportó, se puede decir tajantemente, al menos tal y como conocemos el concepto de botellón. Beber se ha bebido siempre, en pisos, en la calle o de cualquier manera. Siempre ha habido parques con más o menos personas, barrios y plazas que aglutinan a pequeños grupos de personas principalmente por el tema económico... Muchas ciudades y comunidades presumen de buenos botellones (botelladas, botellonas, lotes y un sinfín de variantes horteras...). Quién presuma de botellones es que no se ha pasado por Extremadura.

En Cáceres es (era, lamentablemente) diferente. Salir de marcha era salir a hacer botellón, en la plaza principal de la ciudad, con 5000 personas todos los sábados. En determinadas fiestas llegaba a haber 25.000 personas haciendo botellón en la misma plaza. Allí ya existían las tiendas de venta de alcohol nocturnas mucho antes de que la fiebre amarilla invadiera España. Era un chip distinto, un concepto distinto, no era beber por beber, no era la pasta, era una filosofía de vida y de marcha. Si no pensabas hacer botellón no salías de casa.

Luego se fue exportando con mayor o menor acierto a otras ciudades. Lamentablemente las nuevas leyes lo hacen muy complicado. Que buenos tiempos de botellón en los que todo era posible....

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