Y el nombre es...
publicado por freddd
La elección de un nombre es una de las cosas más importantes que unos padres pueden hacer en favor o en perjuicio de su hijo. Este será la carta de presentación del chaval durante los primeros años de clase, duros años en los que se empieza a socializar con el resto de compañeros y en los que uno se da cuenta de la importancia de esa elección. Y parece que este hecho no parece importar demasiado a los paternos ya que desde hace años se ven nombres tan horrendos como Gervasio, Eustaquio, Constantino, Borja, Damián... y un largo etcetera y no he sido demasiado cruel con los nombres, los hay mucho peores. Existen algunos casos realmente escandalosos que circulan por la red aunque no se puede saber la veracidad de los mismos pero desde luego, si son reales, es para matar a los padres. Cuando la casualidad hace que el señor Fuertes conoce a la señorita "De Barriga" ha sido el destino el que ha obrado tal fechoría, pero cuando ambos deciden llamar a su primogenita Dolores esto ya no es fruto del azar sino de una zoquetería obvia y ganas de joder al personal. Ocurre lo mismo en el caso del señor Rey que conoció a la señorita España y decidieron llamar a su hijo Juan Carlos, son ganas de putear al pobre chaval, que acaba de llegar y no tiene culpa de nada.
Existe también otro punto respecto al tema de los nombres que es el marcado por las modas, generalmente en barrios bajos que nos ha traido la generación de las Jennys, las tamaras, Vanessas y Richards. En los peores casos, barrios aún más bajos se han llegado a escuchar nombres de niños de etnia gitana que sonaban como actores de Holliwood, de esta forma se ha podido presenciar en plena playa como doña dolores, la matriarca del clan llamaba a su hija Grace Quely (de más que probable apellido heredia) para que saliera del agua a comer en la toalla con el tuper o cuando el señor Carbonell reclama la presencia de su hijo Kevin Cosne para subir unas cajas a la flagoneta.
Pero también en los barrios ricos gustan los nombres y tienen los suyos propios, los borjas, pelayos, ramiros y Jimenos o las Andreas, Paolas y Cucas son los más sonados por las calles de la moraleja.
Yo aún no tengo el nombre de mis futuros hijos, espero haberos aportado alguna idea.
Existe también otro punto respecto al tema de los nombres que es el marcado por las modas, generalmente en barrios bajos que nos ha traido la generación de las Jennys, las tamaras, Vanessas y Richards. En los peores casos, barrios aún más bajos se han llegado a escuchar nombres de niños de etnia gitana que sonaban como actores de Holliwood, de esta forma se ha podido presenciar en plena playa como doña dolores, la matriarca del clan llamaba a su hija Grace Quely (de más que probable apellido heredia) para que saliera del agua a comer en la toalla con el tuper o cuando el señor Carbonell reclama la presencia de su hijo Kevin Cosne para subir unas cajas a la flagoneta.
Pero también en los barrios ricos gustan los nombres y tienen los suyos propios, los borjas, pelayos, ramiros y Jimenos o las Andreas, Paolas y Cucas son los más sonados por las calles de la moraleja.
Yo aún no tengo el nombre de mis futuros hijos, espero haberos aportado alguna idea.
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