La fotografía
publicado por Fry
Hay días en los que tienes que estar un rato pensado sobre qué va a tratar tu post. En esas ocasiones siempre me siento tentado a hablar de mis propios asuntos, mis hobbies y aficiones que son parte fundamental de mi vida. Siempre acabo descartando la idea ante la imposibilidad de averiguar por dónde abordar el tema. La fotografía es uno de esas cosas que me apasionan pero que abarcan tanto para mí que no sé cómo tratarlo. ¿hago un tutorial sobre cómo fotografiar rayos? ¿Comento un nuevo modelo de cámara? ¿hablo sobre la fotografía en general? ¿Describo algunas funciones o procedimientos ocultos de Photoshop? ¿Hablo sobre la teoría del color? ¿expongo el trabajo de algún fotógrafo que me encanta?
Cuando te apasiona tanto alguna cosa y has dedicado tantas horas en aprender, leer y practicar es difícil saber por dónde se cogen los cuernos a este toro. Hoy he decidido, por fin, abrir el camino de uno de estos asuntos. Espero que haya más.
Así que empezaré con una crítica generalizada a todo el mundo, incluidos vosotros, aquí no se escapa ni la virgen santa. La fotografía es un arte absolutamente desprestigiado por muchas razones, pero principalmente una: está al alcance de cualquiera y todo el mundo la practica. Espero que no me malinterprete nadie, es una maravilla que las cámaras y equipos fotográficos estén al alcance de cualquiera (yo soy uno de esos “cualquiera”). No tengo ningún problema en que hasta un niño de cinco años juguetee con su nueva cámara digital de 45 megapixels y 50x de zoom, pero es importante saber diferenciar las cosas.
Si le preguntamos a cualquier persona sobre pintura es probable que no sepa distinguir las diferentes clases de arte. Puede que ni siquiera sepa decir qué es arte y qué no lo es, sin embargo hasta el más ruín de los mortales reconocerá que existe un arte que es incapaz de valorar, pero que existe. Esto mismo ocurre con la música, la escultura, el baile, la ópera o incluso el cine. La fotografía, por extrañas razones, no es considerada así. Todo el mundo cree ser capaz de valorar, sin ningún conocimiento técnico, la calidad de una fotografía. La mayoría de la gente no acierta a adivinar que hay calidades en la fotografía que se les escapan.
Las cámaras digitales han hecho una impagable labor por acercar a todos este mundo, pero en el tema que nos ocupa sólo han agravado el problema. Saber de fotografía para valorar es tremendamente difícil. Hay que haber leído mucho, criticado mucho, conocer las opiniones de otros y dedicar tiempo a ver cada una de ellas. Hacer fotografías de cierta calidad todavía es mucho más complicado. Cuesta una vida ser un buen fotógrafo. Yo sólo estoy a un mínimo camino de ser capaz de criticar y lejísimos de ser un buen fotógrafo, pero he desarrollado la capacidad de tenerle el respeto que merece.
Y por terminar sólo comentaré una cosa. Una buena fotografía jamás sale por casualidad. El factor suerte ayuda cuando el fotógrafo ha puesto el resto de elementos de su parte. Puedes hacer cientos de miles de fotos, que si nunca te has molestado por la composición y la técnica jamás encontrarás nada bueno en ellas. No tengo nada en contra de quienes utilizan su cámara de fotos de forma testimonial de los acontecimientos de su vida. Sólo pido que la gente sepa que hay vida más allá del planeta “yo estuve aquí”.
Continuará…
Cuando te apasiona tanto alguna cosa y has dedicado tantas horas en aprender, leer y practicar es difícil saber por dónde se cogen los cuernos a este toro. Hoy he decidido, por fin, abrir el camino de uno de estos asuntos. Espero que haya más.
Así que empezaré con una crítica generalizada a todo el mundo, incluidos vosotros, aquí no se escapa ni la virgen santa. La fotografía es un arte absolutamente desprestigiado por muchas razones, pero principalmente una: está al alcance de cualquiera y todo el mundo la practica. Espero que no me malinterprete nadie, es una maravilla que las cámaras y equipos fotográficos estén al alcance de cualquiera (yo soy uno de esos “cualquiera”). No tengo ningún problema en que hasta un niño de cinco años juguetee con su nueva cámara digital de 45 megapixels y 50x de zoom, pero es importante saber diferenciar las cosas.
Si le preguntamos a cualquier persona sobre pintura es probable que no sepa distinguir las diferentes clases de arte. Puede que ni siquiera sepa decir qué es arte y qué no lo es, sin embargo hasta el más ruín de los mortales reconocerá que existe un arte que es incapaz de valorar, pero que existe. Esto mismo ocurre con la música, la escultura, el baile, la ópera o incluso el cine. La fotografía, por extrañas razones, no es considerada así. Todo el mundo cree ser capaz de valorar, sin ningún conocimiento técnico, la calidad de una fotografía. La mayoría de la gente no acierta a adivinar que hay calidades en la fotografía que se les escapan.
Las cámaras digitales han hecho una impagable labor por acercar a todos este mundo, pero en el tema que nos ocupa sólo han agravado el problema. Saber de fotografía para valorar es tremendamente difícil. Hay que haber leído mucho, criticado mucho, conocer las opiniones de otros y dedicar tiempo a ver cada una de ellas. Hacer fotografías de cierta calidad todavía es mucho más complicado. Cuesta una vida ser un buen fotógrafo. Yo sólo estoy a un mínimo camino de ser capaz de criticar y lejísimos de ser un buen fotógrafo, pero he desarrollado la capacidad de tenerle el respeto que merece.
Y por terminar sólo comentaré una cosa. Una buena fotografía jamás sale por casualidad. El factor suerte ayuda cuando el fotógrafo ha puesto el resto de elementos de su parte. Puedes hacer cientos de miles de fotos, que si nunca te has molestado por la composición y la técnica jamás encontrarás nada bueno en ellas. No tengo nada en contra de quienes utilizan su cámara de fotos de forma testimonial de los acontecimientos de su vida. Sólo pido que la gente sepa que hay vida más allá del planeta “yo estuve aquí”.
Continuará…
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