Que bueno que estoy, que feo que soy
publicado por TioP
Reflexión de hoy. Anodina pero al mismo tiempo real. No me creo que alguna vez, cualquiera de vosotros, no haya tenido un pensamiento similar, si no el mismo. Suele venir por separado. Unos días toca levantarse, ir al baño, ducharse, asearse y mirarse al espejo, cuando ves a un tío cachando, obviemos que vamos desnudos y se nos ve semejante miembro (o no tanto) y soltamos una idea mental no expresada en sonidos, tal cual a la primera parte del título de hoy: “¡Qué bueno que estoy!”.
En otras ocasiones, cuando te sientes desarreglado, aburrido, infeliz, cansado, triste, enfermo... tienes sensaciones diametralmente opuestas. Te vienen a la mente emociones de que no eres nada, que eres un mierdas, que no vales ni un colín, y que realmente eres feo como una perra. Quizá la manera de desahogarse cuando tienes estas impresiones es más cruel que cuando te crees que podrías irte con cualquier tía. Y esto nos marca una vez más, que el ser humano es malo por naturaleza, ya no solo con los demás de nuestra propia especie (salvando a algunos pocos), sino también con uno mismo.
Volviendo a la primera sensación, poco tardamos en darnos cuenta de que realmente estamos posicionados sobre la segunda parte del título. Tu te miras, te ves, y exclamas lo bueno que estás. Al poco tiempo, sales a la calle y ves que ni una puta persona que mira, mucho menos las del género opuesto, mas nadie te comenta nada... aunque tampoco lo buscamos, porque una cosa es sentirse bien, y otra, ser un descarado y creído.
Estas sensaciones, son más acusadas en el fin de semana, cuando uno se arregla en exceso, se echa colonia en exceso (entre semana la justita), se peina en exceso, y todo es en exceso... pero luego sales por ahí, y ves que eres uno más de los tíos buenos que se han mirado al espejo, y como otros muchos, volverás a tu casa con la sensación de que eres feo. Aunque siempre te queda esa pequeña esperanza en la que muchos nos refugiamos, en que realmente, cuando tuviste que demostrarlo lo demostraste, y por eso estás al lado de quien estás, de tu pareja.
La moraleja es que, ¡estoy bueno! Y conseguí a mi pareja (o bien se dejó engañar!!!). Desafortunadas las que llegaron tarde... ah! Y siendo cruel, y si no tienes pareja, reflexiona en la segunda parte del título... Pero os puedo asegurar que la primera sensación es complaciente, y la segunda desalentadota, pero quizá en otra ocasión hablemos de medias naranjas, y que todo en esta vida llega, así que le den por culo a la segunda parte del título, no os desaniméis. Solo diré, que aun estando no muy saludable en estos días, me siento bien y de momento no me he convertido en depredador de mi mismo.
Nota: Algunos pensarán que es superficial, pero es la vida misma... y hay que subirse la autoestima.
En otras ocasiones, cuando te sientes desarreglado, aburrido, infeliz, cansado, triste, enfermo... tienes sensaciones diametralmente opuestas. Te vienen a la mente emociones de que no eres nada, que eres un mierdas, que no vales ni un colín, y que realmente eres feo como una perra. Quizá la manera de desahogarse cuando tienes estas impresiones es más cruel que cuando te crees que podrías irte con cualquier tía. Y esto nos marca una vez más, que el ser humano es malo por naturaleza, ya no solo con los demás de nuestra propia especie (salvando a algunos pocos), sino también con uno mismo.
Volviendo a la primera sensación, poco tardamos en darnos cuenta de que realmente estamos posicionados sobre la segunda parte del título. Tu te miras, te ves, y exclamas lo bueno que estás. Al poco tiempo, sales a la calle y ves que ni una puta persona que mira, mucho menos las del género opuesto, mas nadie te comenta nada... aunque tampoco lo buscamos, porque una cosa es sentirse bien, y otra, ser un descarado y creído.
Estas sensaciones, son más acusadas en el fin de semana, cuando uno se arregla en exceso, se echa colonia en exceso (entre semana la justita), se peina en exceso, y todo es en exceso... pero luego sales por ahí, y ves que eres uno más de los tíos buenos que se han mirado al espejo, y como otros muchos, volverás a tu casa con la sensación de que eres feo. Aunque siempre te queda esa pequeña esperanza en la que muchos nos refugiamos, en que realmente, cuando tuviste que demostrarlo lo demostraste, y por eso estás al lado de quien estás, de tu pareja.
La moraleja es que, ¡estoy bueno! Y conseguí a mi pareja (o bien se dejó engañar!!!). Desafortunadas las que llegaron tarde... ah! Y siendo cruel, y si no tienes pareja, reflexiona en la segunda parte del título... Pero os puedo asegurar que la primera sensación es complaciente, y la segunda desalentadota, pero quizá en otra ocasión hablemos de medias naranjas, y que todo en esta vida llega, así que le den por culo a la segunda parte del título, no os desaniméis. Solo diré, que aun estando no muy saludable en estos días, me siento bien y de momento no me he convertido en depredador de mi mismo.
Nota: Algunos pensarán que es superficial, pero es la vida misma... y hay que subirse la autoestima.
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