El altruismo informático
publicado por Fry
Hoy me ha comentado un colega una cosa que no había pensado jamás y que es completamente cierta, los informáticos son los únicos que hacen cosas de forma altruista y sin esperar nada a cambio. Los informáticos apasionados, entre los que me incluyo, somos capaces de perder cientos de horas aprendiendo a hacer cosas y desarrollando programas o páginas web que nadie nos reconocerá, que se hacen por el mero placer de hacerlas.
Hablar de altruismo es quizás erróneo. Quien desarrolla un programa que desea compartir lo programa por ser capaz de hacerlo, por divertirse o por aprender más. Está tan asumido que no se cobrara por ello que ni se piensa. Además, en el sector informático existe una característica que en principio hace menos apetecible aún la tarea, y me refiero al anonimato. Un artista que hace fotos o cuadros y dona su obra al dominio público irá perfectamente nominada, todos sabremos quien es su autor. Sin embargo, una página web muy utilizada, o un programa hiperextendido, vendrá, en la mayoría de las ocasiones, referida por un pseudónimo. La identidad desaparece.
Hemos aceptado como normal el hecho de que existan ingentes cantidades de software gratuito, algunas de muchísima más calidad que otras aplicaciones de pago. En otras ocasiones, el software libre ha servido como precursor de un tipo de aplicaciones que luego se han apropiado las empresas, pero el mundo de las ideas le debe mucho a los informáticos individuales. El hecho de que lo hayamos asumido como habitual no quiere decir que sea tan normal. ¿Alguien conoce un grupo de médicos que pasen consulta por el mero placer de ejercer su profesión? ¿cuántos abogados perdonan su minuta por el reto personal que supone un caso?
La cima del software libre, hecho sin un fin económico directo, ve su máximo esplendor en Linux, que ha desarrollado una comunidad activa y autoregulada, que es capaz de someterse a una disciplina casi empresarial.
Nunca me había preguntado por qué es así, pero no tengo ninguna duda sobre la respuesta. Eso sí, me siento incapaz de explicarlo, simplemente lo entiendo. Me entiendo.
Lo que no entiendo es por qué a veces no van las fotos en Blogger.
Hablar de altruismo es quizás erróneo. Quien desarrolla un programa que desea compartir lo programa por ser capaz de hacerlo, por divertirse o por aprender más. Está tan asumido que no se cobrara por ello que ni se piensa. Además, en el sector informático existe una característica que en principio hace menos apetecible aún la tarea, y me refiero al anonimato. Un artista que hace fotos o cuadros y dona su obra al dominio público irá perfectamente nominada, todos sabremos quien es su autor. Sin embargo, una página web muy utilizada, o un programa hiperextendido, vendrá, en la mayoría de las ocasiones, referida por un pseudónimo. La identidad desaparece.
Hemos aceptado como normal el hecho de que existan ingentes cantidades de software gratuito, algunas de muchísima más calidad que otras aplicaciones de pago. En otras ocasiones, el software libre ha servido como precursor de un tipo de aplicaciones que luego se han apropiado las empresas, pero el mundo de las ideas le debe mucho a los informáticos individuales. El hecho de que lo hayamos asumido como habitual no quiere decir que sea tan normal. ¿Alguien conoce un grupo de médicos que pasen consulta por el mero placer de ejercer su profesión? ¿cuántos abogados perdonan su minuta por el reto personal que supone un caso?
La cima del software libre, hecho sin un fin económico directo, ve su máximo esplendor en Linux, que ha desarrollado una comunidad activa y autoregulada, que es capaz de someterse a una disciplina casi empresarial.
Nunca me había preguntado por qué es así, pero no tengo ninguna duda sobre la respuesta. Eso sí, me siento incapaz de explicarlo, simplemente lo entiendo. Me entiendo.
Lo que no entiendo es por qué a veces no van las fotos en Blogger.
Etiquetas: Informática, linux
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