La muerte de un amigo publicado por Fry

Tres somos los que firmamos este blog cada día, TioP, Freddd y yo mismo, pero es cierto que podría haber habido un cuarto desde el principio. Él era de nuestra cuadrilla de amigos, pero los cuatro teníamos algo especial. Pudo ser la ideología, la forma de entender el humor o las tonterías cotidianas que crean esa extraña unión entre ciertas personas. Un día, este amigo, hace ya algunos años, se embarcó en la costosa aventura de convertirse en piloto profesional de vuelo.

Hoy su vida se ha terminado en la cabina de una avioneta en Madrid.

Es difícil explicar lo que se siente, porque realmente no sé lo que siento. Hay ciertas cosas en la vida para las que no se nace preparado. Nunca había muerto un amigo. Estamos presenciando una película surrealista imposible de creer y quizás esa idea imaginaria es la que me mantiene en una cierta cordura. No está pasando realmente. No debería estar pasando realmente.

Querría explicar porqué merecía la pena ser su amigo, pero nadie lo entendería. Llevo dos horas sumergido en la trágica noticia y me asaltan muchos recuerdos a la mente. Por alguna razón todas las imágenes me remiten a su sonrisa tan contagiosa. Hago esfuerzos por revivir en mi memoria aquellos momentos vividos, algunos más lejanos de lo que me gustaría. Es curiosa la forma que tiene la muerte de convertir en importantes aquellas cosas que ayer me parecieron ñoñas.  

Hay una razón para todo esto amigos, esos recuerdos son los putos últimos que tendremos.

Va por ti, Adrián, amigo, va por ti.