Hoy os pongo un acertijo, sin trampas, que me parece interesante y que me pasaron hoy. Quizá lo conozcáis, pero para los que no, pues que piensen un ratito:
"En las lejanas montañas de Ha-Ling, sobre las nieblas del Lan Jiang, había un monasterio habitado por treinta monjes que dedicaban sus vidas a la meditación y la búsqueda de la verdad. Despreciaban la vanidad y no tenían ni un sólo espejo ni cristal donde reflejarse, ni se hubieran mirado de haberlo tenido. Vivían en el silencio: no hablaban jamás entre ellos. Tanto era así que la mayoría de ellos no recordaba ni su propia voz ni su cara. No se comunicaban de ninguna otra manera posible, porque creían firmemente que debían alcanzar el conocimiento interior por medio del aislamiento, y la comunicación tampoco era necesaria porque todos ellos actuaban de la forma que creían más correcta para la buena organización de las tareas mundanas pero ineludibles del monasterio. Cada día se reunían para cenar a lo largo de una gran mesa iluminada por la luz de la tarde, y el silencio era tal que se podía oír el ruido de los rayos del sol poniente al rozar los platos de barro. Vivían por encima de la niebla y de las preocupaciones humanas.
Un día una ráfaga de viento llevó al monasterio una rara enfermedad que sólo se daba en aquellos valles. Como consecuencia, ese mismo día algunos de ellos quedaron contagiados de este mal, pero no sabemos cuántos con exactitud. Los síntomas de esta enfermedad eran sutiles: el que la contraía desarrollaba de inmediato un pequeño punto rojo en su frente, pero no tenía ningún otro síntoma hasta pasados cuarenta días, cuando comenzaba a sentirse mal. Para curarse era necesario comer unas hierbas frescas del pie de la montaña, a cinco días de viaje. Estas hierbas, sin embargo, eran mortales para una persona sana. Esta enfermedad era muy contagiosa, pero sólo cuarenta días después de que una persona contrajera la enfermedad, cuando comenzaba a mostrar otros síntomas aparte del punto rojo en la frente.
Como os decía, algunos de los monjes fueron infectados aquel día por una brisa que vino del valle, y que se fue dejando a algunos de ellos con puntos rojos en la frente. Todos ellos eran estudiosos y tenían toda la información existente sobre la enfermedad. De hecho, sabían exactamente lo que os he contado. Además, todos sabían que al menos uno de ellos estaba infectado porque una característica de este mal era que los pájaros se alejaban de cualquiera que lo hubiese contraído y ese día no había ni un sólo pájaro a la vista en las cercanías.
Los enfermos nunca se miraban al espejo, así que nunca verían su propio punto, aunque sí el de los demás. No se comunicaban entre ellos de ninguna forma, así que no avisarían a un enfermo de que lo está aunque viesen el punto rojo de su frente. Sin embargo, no deseaban contagiar a nadie, y si alguno de ellos se daba cuenta por cualquier otro medio de que estaba enfermo, se iría del monasterio inmediatamente en busca de la planta que lo curaría. Por supuesto, notarían que algún otro estaba enfermo por el punto rojo de su frente, y sabrían que el otro se ha dado cuenta de su enfermedad si no lo viesen durante la cena de ese día, lo que significaría que había bajado al valle para buscar la cura.
Eran monjes inteligentes, y los que estaban enfermos no tuvieron ningún problema para notarlo al cabo de algunos días. No les hizo falta comunicarse en manera alguna y no permitieron que esto les distrajera de su reflexión. Ninguno de ellos murió a causa de la enfermedad; todos los que fueron volvieron del valle curados por completo.
¿Cómo pudieron hacerlo?"
El próximo día os pongo un comentario con la solución...
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Pues..... supongo que si alguno se hubiera dado cuenta de que un compañero está enfermo bajaría a coger la planta curativa y se la pondría en la comida a su compañero enfermo. Es una forma, ¿no? así no se comunican pero se curan.