Los reyes son los padres
publicado por Fry
Qué gran putada, los reyes son los padres. Puedo afirmar que no hay una circunstancia en toda tu corta existencia que sea tan trascendental como el descubrimiento del verdadero origen de los reyes magos. Es como renacer, que debe ser un shock estar tan tranquilo y caliente nadando en la tripa de tu madre y de repente unas manos te agarran y sales al frío quirófano, con palmada en el culo y zarandeo incluido como si la cosa ya de por sí no fuera traumática.
El descubrimiento de los reyes magos es peor todavía, porque es con premeditación y alevosía. Es un engaño que se ha ido fraguando poco a poco para esperar el momento justo de darte el estoque definitivo. “Hijo mío, los reyes son los padres.” ¿pero qué me estáis contando? Al menos papá Noel sí. No, papá Noel es CocaCola y un gasto extra para la extra. Vaya, pero el cabrón ese del Ratoncito Pérez, que es como de segunda fila y que a veces no viene, sí tiene que ser de verdad un ratón que se queda los dientes a cambio de regalos, faltaría más¡. Tampoco amigos, todo es mentira. De un zarpazo traicionero toda la magia ha desaparecido para siempre de tu vida para nunca más volver.
Añoro la inocencia de la niñez cuando creías que todo podía existir, cuando eras tú el que construía el mundo. Cualquier cosa que surgiera de tu imaginación tenía sentido y encajaba de mil maneras posibles. Incluso los mayores absurdos del mundo se aceptaban con naturalidad, como el hecho de existir cincuenta mil reyes magos distintos, con barbas evidentemente postizas, en todas las televisiones a la vez, con panteras rosas, los siete enanitos y publicidad del corte inglés. Era posible porque con la magia todo es posible. Quizás en ese momento no eres consciente, pero a partir de ese momento vas a poner los pies en la tierra para llegar a comprender que los reyes al fin y al cabo son dinero. Y mucho dinero por cierto.
¿qué sentido tiene la navidad después de esto? ¿con qué cara pretenden que me siente a la mesa a cantar villancicos tras anunciarme semejante noticia? Lo que se les olvida decir, porque también se les olvidó decirlo a los padres de tus padres (tus abuelos, para más señas) que toda la navidad, el niño Jesús, el Belén y todo el resto de patrañas son mentiras urdidas desde hace siglos. Pero si hay que hacer como que nos lo creemos, pues oye, hacemos como nos lo creemos, no vamos a ser nosotros quienes agüemos la fiesta. No vamos a hacer lo que nos hicieron a nosotros. Aquí paz y después gloria, por los siglos de los siglos, amén.
Lo que pasa es que la Navidad tiene efectos colaterales (admito que me entusiasma esa expresión), pero en este caso positivos, como el reencuentro familiar con sus repetitivas discusiones idénticas año tras año, algún regalo que otro, las macrofiestas de celebración, las buenas cenas, la paga extra, las lucecitas de las calles (ayer las encendieron aquí) y ese espíritu navideño, que aunque absolutamente ficticio, ayuda. Es como una obra de teatro que sabes que es todo mentira pero en el fondo entretiene.
¿y esto cómo se vivirá en la Zarzuela? “Felipe, hijo mío, los reyes son los padres y tus padres son los reyes, y tú serás padre de otros reyes y a su vez todos seréis reyes magos de vuestros respectivos hijos, todos reyes, y a su vez magos”. Después de que un niño oiga esto creo que empiezo a entender porqué son como son algunas cosas.
Quizás en la Navidad tan paganizada ya lo único que se celebra, se recuerda y se echa de menos es cuando una vez, ya muy muy lejano en el tiempo, fuiste un niño inocente, tu familia estaba entera y eras plenamente feliz. Y eso a mí me apetece recordarlo.
El descubrimiento de los reyes magos es peor todavía, porque es con premeditación y alevosía. Es un engaño que se ha ido fraguando poco a poco para esperar el momento justo de darte el estoque definitivo. “Hijo mío, los reyes son los padres.” ¿pero qué me estáis contando? Al menos papá Noel sí. No, papá Noel es CocaCola y un gasto extra para la extra. Vaya, pero el cabrón ese del Ratoncito Pérez, que es como de segunda fila y que a veces no viene, sí tiene que ser de verdad un ratón que se queda los dientes a cambio de regalos, faltaría más¡. Tampoco amigos, todo es mentira. De un zarpazo traicionero toda la magia ha desaparecido para siempre de tu vida para nunca más volver.
Añoro la inocencia de la niñez cuando creías que todo podía existir, cuando eras tú el que construía el mundo. Cualquier cosa que surgiera de tu imaginación tenía sentido y encajaba de mil maneras posibles. Incluso los mayores absurdos del mundo se aceptaban con naturalidad, como el hecho de existir cincuenta mil reyes magos distintos, con barbas evidentemente postizas, en todas las televisiones a la vez, con panteras rosas, los siete enanitos y publicidad del corte inglés. Era posible porque con la magia todo es posible. Quizás en ese momento no eres consciente, pero a partir de ese momento vas a poner los pies en la tierra para llegar a comprender que los reyes al fin y al cabo son dinero. Y mucho dinero por cierto.
¿qué sentido tiene la navidad después de esto? ¿con qué cara pretenden que me siente a la mesa a cantar villancicos tras anunciarme semejante noticia? Lo que se les olvida decir, porque también se les olvidó decirlo a los padres de tus padres (tus abuelos, para más señas) que toda la navidad, el niño Jesús, el Belén y todo el resto de patrañas son mentiras urdidas desde hace siglos. Pero si hay que hacer como que nos lo creemos, pues oye, hacemos como nos lo creemos, no vamos a ser nosotros quienes agüemos la fiesta. No vamos a hacer lo que nos hicieron a nosotros. Aquí paz y después gloria, por los siglos de los siglos, amén.
Lo que pasa es que la Navidad tiene efectos colaterales (admito que me entusiasma esa expresión), pero en este caso positivos, como el reencuentro familiar con sus repetitivas discusiones idénticas año tras año, algún regalo que otro, las macrofiestas de celebración, las buenas cenas, la paga extra, las lucecitas de las calles (ayer las encendieron aquí) y ese espíritu navideño, que aunque absolutamente ficticio, ayuda. Es como una obra de teatro que sabes que es todo mentira pero en el fondo entretiene.
¿y esto cómo se vivirá en la Zarzuela? “Felipe, hijo mío, los reyes son los padres y tus padres son los reyes, y tú serás padre de otros reyes y a su vez todos seréis reyes magos de vuestros respectivos hijos, todos reyes, y a su vez magos”. Después de que un niño oiga esto creo que empiezo a entender porqué son como son algunas cosas.
Quizás en la Navidad tan paganizada ya lo único que se celebra, se recuerda y se echa de menos es cuando una vez, ya muy muy lejano en el tiempo, fuiste un niño inocente, tu familia estaba entera y eras plenamente feliz. Y eso a mí me apetece recordarlo.
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