20 mayo 2006

El arte del insulto (parte I)
   publicado por freddd

Una de las grandezas de la lengua es la de poder expresar en cada momento la sensación vivida con perfección milimétrica. Una de las sensaciones más frecuentes en el ser humano es la cólera el odio o la rabia. Y para ello se inventó el insulto, es una forma de canalizar la rabia interior alzando la voz y dejando en el aire un improperio o simplemente pensándolo e interiorizando la idea, plasmándola en un papel o gritándola a los 4 vientos en la soledad del campo.

La lengua castellana hace mucho tiempo que necesitó de estas hermosas palabras y ya en el siglo XVI se ponía en su sito a los bobos, a los charlatanes, a los truhanes o a los perros, que es como se llamaba a los negros, también llamados personas de color, no se me ofendan que no es insulto, pues como ven no va en negrita (y esto tampoco va con segundas, por dios…)

El reino animal sirve de base para completar el diccionario del insulto y aunque algunos de ellos tienen su origen en zonas muy rurales, como el cebollino o el puerco, si hemos recibido sus homólogos, el burro y el cerdo, en las ciudades y otra fauna mucho más sofisticada, como el cenutrio, berberecho, ciervo o calamar, insultos bastante suaves y poco agresivos salvo que lleguemos al marido de la cabra, el cabrón.

Y es que la evolución nos ha traído una importante retahíla de improperios alusivos al sexo, ya sea por su excesiva práctica, por su omisión, por su excesivo uso o por comportamientos poco usuales. Se distinguen claramente los masculinos, maricón, bujarra, jodio por culo, chapero, carnudo, pichabrava, putero, follamadres de los femeninos que son sobradamente conocidos, puta, zorra, golfa o perra, casi todos referentes al oficio más antiguo del mundo.

Los que odio profundamente son los que estan de moda y que llegan desde la televisión y hoy en día desde internet, ahora me vienen a la mente los de chiquito con un amplio surtido, fistrol, pecatorrrrl, ah, y también su combinación, fistro de pecatol.

Esto pretende únicamente ser un recopilatorio de los tipos de insulto que ampliaré en posteriores ediciones para adentrarme en cada uno de ellos puesto que los insultos sexuales por ejemplo necesitan un desarrollo más complejo para comprender su evolución y significados. Así como adentrarme en algunos insultos que me apasionan y que vienen del otro lado del charco, y es que ya no puedo vivir sin el mítico “hijo de remil putas” o “la concha de tu madre” o la chingada madre que me recuerda además la importancia de los insultos a las madres y de las frases o conjuntos de palabras elaborados para la ofensa.

Más en próximas ediciones