20 julio 2006

David
   publicado por TioP

No es una dedicatoria especial a nadie en general y menos en particular. Se trata de una escultura. Escultura de allá los años 1500. Se trata de el conocido “David” de Miguel Angel, o como bien dice su nombre en italiano, Michelangelo Buonarroti.

El porqué os cuento esto es sencillo. La televisión. El otro día emitieron un reportaje, a mi gusto, espectacular, creo recordar que en National Geographic, sobre este gran personaje que es Miguel Angel. Se centraron inicialmente en lo que venía siendo la escultura sobre mármol. Difícil y laboriosa, como todas (incluyo a la fotografía para que Fry no se nos aletere;), y sobre todo después de conocer de qué fechas estamos hablando, ya que por allá en los 1400-1600 no había muchas tuneladoras, ni mucho camión, grúas “inteligentes”, ni rampas eléctricas... Todo era mano sobre mano, pico sobre pico y pala sobre pala. La mano de obra era valiosísima y cuenta daban de ella al decir que por norma general siempre había algún muerto en este tipo de extracciones de mármol sobre canteras inmensas.

El sacar el bloque, ya era difícil, porque para empezar se hace muy manualmente, hasta el punto de ir como serrando el mármol para sacarlo de una sola pieza y sin dañar, para que fuera un mármol virgen y que las únicas impurezas que tuviera fueran solo las de su “nacimiento”. El desplazamiento de los bloques era por las laderas y con sistemas de troncos bajo el bloque y desplazando tronco a tronco, así más o menos como hacían los egipcios con sus megapiedras para llevarlas de un lado a otro (sin arrastras a lo burro). Pues en estas tareas también intervenía Miguel Ángel, al que le gustaba trabajar codo con codo con sus hombres, y esto le costo casi la vida hasta al menos tres ocasiones.

Miguel Ángel, como espero sepáis, no solo destacó con la escultura en mármol, sino también con la arquitectura y la pintura. Empezó con este último, pero tomo fuerza más tarde con lo que hoy aquí os cuento, la escultura. Quizá se le recuerde con temas muy relacionados con el cristianismo, aunque hay que recordar al Baco (estatua pagana) un adolescente borracho luchando por mantener la vertical. Pero salvo esta mancha en su cristianismo, el resto son más acordes a la época. En el reportaje aparecieron dos que me impactaron, y más cuando se vio el proceso de réplica por grandes escultores de la actualidad del mármol. Una figura fue la de la Virgen María con su hijo en brazos muerto, a la que llamó Piedad. Es tal el detalle en la piedra, que impresiona el trabajo y detalle que se consigue con un cincel (y otra herramientas) sobre una piedra de 2x2 (o más).

Otra de las figuras a destacar es el David, que da título hoy a nuestro post, y es que el pedrusco, gigantesco, nos ofrece la magnitud de tan semejante figura. Casi cuatro metros y medio de alto. Esculpir esta imagen le llevó, por lo que dicen, tres años. Lo comprendo. Es tal el detalle que muestra su mirada, su figura, todo, que este héroe del antiguo testamento, el que mató a Goliat, realmente hace creerse las escrituras. Joven atlético, musculoso, desnudo, chulesco... Comentaban que la cabeza está sobredimensionada levemente, en busca del encuentro de su rival Goliat, evitando un pose fotográfico sin tener una mirada recta a la cámara. Como bien dicen las escrituras: “era pastor del rebaño de su padre y tras vencer al filisteo Goliat fue proclamado rey de Israel”.

Miguel Angel supo plasmar a un gran personaje, pero también se cierne sobre él otra leyenda menos grata. Se llegaba a decir, que dada la perfección de la anatomía conseguida se debía porque se apropió de un cadáver, dando a entender incluso que asesinó a un mendigo para conseguirlo, otros que lo robó, otros que se lo encontró, etc. Son terorías que pienso dañan o falsean una realidad difícil de superar hoy en día por ningún artista. Miguel Angel fue, y posiblemente será, uno de los personajes a reconocer por los tiempos de los tiempo.

En la Capilla Sextina tenemos la gran obra pictórica por el momento, “El juicio final”, en Florencia tenemos a “David” y en Roma a la “Piedad”.

Citaré con lo que un profesor de arte colombiano (Rafael Fernández) se despedía en un artículo:
Con 89 años, sus manos no le obedecían, temblorosas y agotadas por el continuo crear, le decía a su amigo (Ghoethe) con triste y resignada sonrisa “las manos de la muerte son eternas, y ya siento que me agarran por el manto”. Murió en Roma. De acuerdo con su voluntad, su ataúd fue llevado e inhumado en la iglesia de Santa Croce en Florencia. Gloria en su tumba.