07 septiembre 2007

Fábula
   publicado por TioP

Freddd nos deleitaba en su día con un cuento, el clásico de la hormiga y la cigarra, pero en versión española. Hoy, tras recibir un fw de esos que dan pereza leer, pero que al final lees porque es un fw selectivo, veo que la historia se repite, y también con animalitos…

Buscar analogías con el actual gobierno, parte de la sociedad o el mundo en general, porque veréis que “toda coincidencia NO es pura casualidad”:

Una Gallina encontró unos granos de trigo y dijo a sus vecinos:
“Si sembramos este trigo, tendremos pan para comer”.
“¿Alguien me quiere ayudar a sembrarlo ?”

“Yo no, ¡estás loca!” – dijo la vaca.
“Ni Yo, ¡Tengo otras cosas que hacer!”, aseveró el pato.
“Yo tampoco”, replicó el cochino.
“Mucho menos Yo”, completó el cabrito

“Entonces yo sola los sembraré”, dijo la gallina. Y así lo hizo.
El trigo creció y maduró, con unos granos dorados.
“¿Quién me ayudara a cosecharlos ?”, quiso saber la gallina.

“Yo no; ya tengo salario mínimo garantizado”, dijo el pato
“No son parte de mis funciones. Sólo si me das una compensación”, dijo el cochino
“No, después de tantos años de servicio”, exclamó la vaca
“No voy a arriesgarme a perder el paro forzozo”, dijo el cabrito

“Entonces, yo misma los cosecharé”, dijo la gallina, y así fue.
Finalmente, llegó la hora de hornear el pan.
“¿Quién me va a ayudar a hacer el pan?”, indagó la gallina.

“¡Yo huí de la escuela y no aprendí esas pavadas. Me mantengo con el paro!”, dijo el cochino.
“Yo no puedo arriesgar mi pensión por enfermedad”, continuó el pato.
“Suponiendo que sólo sea para ayudar, eso es discriminatorio” refunfuñó el cabrito.
“Sólo si me pagan horas extras”, exclamó la vaca.

“Entonces, yo mismo lo haré”, exclamó la pequeña gallina.

Cocinó 5 panes y los puso en una cesta para que los vecinos los vieran.
De repente, toda la gente pasó y como quería pan, pedía un bocado. La gallina simplemente dijo: “¡No! Voy a comérmelos yo sola”.

“¡Lucros excesivos, usurera!”, gritó la vaca.
“¡Sanguijuela capitalista!”, exclamó el pato.
“¡Yo exijo igualdad de derechos!”, gritó el cabrito.
“¡La Paz, el Pan, la Educación, son para todos! ¡El pueblo tiene derechos!” gruñó el cochino.

Pintaron carteles y pancartas diciendo “Injusticia” y marcharon protestando contra la gallina; gritaron obscenidades y toda clase de improperios. Llamaron a un fiscal del gobierno, y le dijo a la pobre gallina: “Usted, gallina, no puede ser así tan egoísta. Usted ganó pan por demás y por eso tiene que pagar muchos impuestos”
“Pero yo gané ese pan con mi propio trabajo y sudor”, se defendió la gallina, “los otros no quisieron trabajar!”, replicó resentida.

“Exactamente” - dijo el funcionario del gobierno. “Esa es la ventaja de la libre iniciativa. Cualquier persona, en una empresa, puede ganar lo que quiera. Puede trabajar o no trabajar. Pero, de acuerdo con nuestra moderna legislación, la más moderna y adelantada del Mundo, los trabajadores más productivos tienen que dividir el producto del trabajo con los que no hacen nada. Además de eso, existen el IVA, el impuesto al cheque, el débito Bancario, el impuesto al lujo, el control cambiario, y demás impuestos. Todos ellos para garantizar la salud, la Educación y la Justicia de nuestro pueblo! ¡Y todas ellas son las mejores del Mundo !

Así todos vivieron felices para siempre, inclusive la pequeña gallina, quien sonrió y cacareando dijo: “Yo estoy complacida”, “Yo estoy complacida”, “Yo estoy complacida”.

Ahora los vecinos se pasan todo el tiempo preguntándose porqué fué que la gallina
nunca más hizo un pan.

MORALEJA!!!

Esta fábula debería ser distribuida y estudiada en todas las escuelas. Tal vez así, transcurridas una o dos generaciones, él mensaje central o la idea principal pudiera tomar el lugar de toda esa estupidez pseudo-igualitaria que insiste en deprimir a un país y condenarlo al eterno “miserabilismo”.


Para que veais para quién trabajáis… o de quién os aprovecháis...

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