17 noviembre 2005

Prostipost
   publicado por Fry

Me hago eco de una sugerencia realizada por Freddd esta última semana para continuar un tema que ya apunté hace unos días cuando hable de la prostitución laboral para entrar de lleno en el asunto, sobre si legalizarla o no, así como las drogas.

La prostitución es un hecho que existe y que no se puede eliminar de la sociedad. Siempre que haya gente que la demande habrá gente que la oferte, legal o no, y eso va a seguir así mientras el mundo sea mundo. La situación actual de la prostitución es complicada, porque se encuentra en una posición alegal, carente de ley que la regule o la prohíba, quedando únicamente tipificado como delito el proxenetismo. La explotación, los malos tratos, la desprotección, la trata de blancas (o negras) y demás atentados contra los derechos van íntimamente ligados a la prostitución, y hay que combatirlos con la mayor severidad, pero muchos de ellos están derivados de la no regulación.

Si un buen día decides montar en la acera de tu casa un puesto de limonadas caseras y un cliente decide pagarte la mitad, no pagarte o incluso no dejarte venderlas... en esta situación difícilmente podrás recurrir a las autoridades a defender los derechos de tu chiringuito al margen de toda legalidad. Cualquier prostituta tiene complicado, por no decir imposible en muchos casos, el acceso a que se respeten sus derechos, a contemplar horarios, negativas a ciertos servicios, condiciones laborales dignas, seguridad social, bajas por enfermedad, explotaciones y un sinfín de consideraciones más a los que el resto de trabajadores sí tenemos derecho. La gran mayoría de todas estas cuestiones se resolverían si fueran consideradas como trabajadoras, con todos los derechos y obligaciones que esto conlleva.

Los detractores de la legalización de la prostitución alegan a la inmoralidad de ésta y a que denigra a la persona y no se debe legalizar una actividad que en sí misma es vejatoria. Dejando al margen todos los delitos que antes comentaba y siempre que ejercer la prostitución sea absolutamente libre y por decisión propia, la consideración de digno o indigno es una cuestión subjetiva, y así debería serlo. Como decía en post anteriores hay trabajos muchos más denigrantes desde un punto de vista ético y moral que la prostitución, cada uno tiene su opinión. En nuestra sociedad se admite cualquier cosa relativa al sexo menos ésta. Cualquier persona admite que se pague por ver una película porno, por lo tanto se admite que alguien sea actor o actriz porno (lo hará por dinero, claro) y nos parece bien, o comprar una revista erótica, que se practique cualquier tipo de sexo consentido, que se compren masajes extraños, los intercambios de parejas, la homosexualidad, el nudismo, las orgías, la infidelidad, etc, todo se le deja a la libertad individual de cada uno. Pero no, pagar por tener sexo no está bien, eso sí que no está bien, y cobrar por hacerlo peor todavía, es denigrante. ¿qué vara de medir se utiliza? O tendremos que recurrir nuevamente a hablar de la doble moralidad?

Quiero romper una lanza a favor de unos y otros, que aunque nunca me he encontrado en uno de los dos lados, ni cliente ni proveedor de servicios sexuales remunerados (qué bien suena) hay que desmitificar toda la leyenda negra que cubre a ambos. Ni absolutamente toda la prostitución es denigrante ni todos los clientes son machistas que quieren, mediante el pago sexual, someter a la mujer y tenerla bajo su dominio como se dice en algunos ámbitos. Por simplificación (y mayoría de la realidad) hablo de clientes hombres y prostitutas mujeres, pero lo hago extensible a cualquier otra combinación posible.

Y por considerar un último tema importante, la legalización repercutiría en un engorde considerable de las arcas de la seguridad social, de la hacienda pública y eliminaría unos cuantos miles de millones de euros sumergidos que van a parar, en la mayoría de los casos, a los bolsillos de aquellos que deberían estar en la cárcel.

Sí a legalización de la prostitución, por normalizar una situación evidente, por luchar contra el delito asociado a ella, por proteger todos los derechos de quien la ejerza, de quien la consuma y de quien no tenga nada que ver con ella (niños, por ejemplo) para regular espacios y límites, y no se puedan dar situaciones como en la casa de campo, montera y tantos otros.

Y de la legalización de las drogas... ya no tengo tiempo hoy, pero quizás en ese otro debate se desmontaría mi argumento. Pensaré en ello.