05 marzo 2006

Dunkin Donuts
   publicado por Fry

¿Alguien me puede explicar qué tienen estos condenados donuts? Hace ya bastantes años que descubrí esta maravillosa franquicia de placer, y desde entonces sueño en ocasiones con ellos. No tengo la posibilidad de ir fácilmente, los Dunkin escasean por España, pero esta vez dispongo de una caja de seis encima de la mesa lista para ser devorada en cualquier instante.

En Madrid han cerrado varios, cosa que no entiendo. Intuyo que la razón es que no es quizás tan popular. No hay nadie que no haya estado o haya oído hablar de un Burguer King o Mc Donalds, pero son muchos los que desconocen que existe esta delicia del paladar. Probablemente no hayan sabido venderse del todo bien.

El Dunkin Donuts representa fielmente el espíritu americano, comida prefabricada, exquisita al paladar, cómoda de comer y absolutamente brutal a la vista. No hay más que entrar en la tienda y observar el decorado golosina que invita a disfrutar del engorde. Los donuts expuestos de mil formas, sabores y colores chillones parecen saltar de sus bandejas gritando “cómeme”. Qué importante es que te metan las cosas por los ojos.

Para los españolitos de a pie, que hemos convivido fielmente con los Donuts de toda la vida, de chocolate que sólo se podía comer en temperaturas frías o templadas bajo riesgo de fuertes manchas y los normales recubiertos de azúcar que pringaban en cualquier circunstancia. Pero esto es otra película distinta. Cualquier parecido es pura coincidencia, más allá de la forma, que por cierto su figura geométrica es un toroide.

Y una de las cosas que nunca entenderé. ¿A quién se le ocurrió traducir en los Simpons a estas delicias como “rosquillas”? Probablemente Donuts tiene el nombre registrado, no lo sé, no tengo otra explicación. En fin, por si alguien no lo sabía, Homer babea tras estos deliciosos pastelillos. Y creedme que lo entiendo.