Los peajes del bote
publicado por TioP
Bote: “Dícese de la pasta que se pone entre varios para ir comprando en común de una sola vez”.
Así es mi propia definición, pero que quiero centrar en la noche, en la fiesta, en salir. Son comunes cuando llega el fin de semana y varios son los amigos que se juntan para beber por los bares. Resulta incómodo que si van cinco, cinco sean los que se tengan que acercar a la barra a pedir su consumición. Ahí es cuando aparece el bote. Todos ponen una cantidad que estiman prudente y justa para no tener que ir tampoco poniendo cada copa, y uno es el que se acerca a pedir por los demás. Y es aquí en cuando entramos en debate.
¿Cuál es la cantidad prudente y justa a la que hacía mención? Esta respuesta no es tan complicada, ni preocupante, pues el poner otra vez no supone un gran trauma ni tampoco se tienen grandes dificultades por reunir a los que van en ronda. Pero quizá en ocasiones sí. Es aquí cuando el propietario del bote tiene su primer problema. Cuando se encuentra con uno que le dice que ahora se lo da, que no lleva suelto, que ahora saca de un cajero… Por tanto ya se tiene que acordar de quién ha puesto y de quien no. Dificultad que se agrava si el grupo es de un número a considerar ya que si son solo cinco no hay problema, pero ¿si son 12?
¿Cuál es el número adecuado para gestionar un bote? De lo último a lo que mencionábamos antes, surge esta otra pregunta, pues no parece tener sentido el hacer de banquero, pues gestionar 10, 15, 25 personas no es nada manejable, ni por llevar la pasta (no es cuestión de llevar 600€ encima) ni por ir a pedir para tantas personas. Esto tiene entonces dos vertientes. La primera es que uno lleve el bote, pero sean varios los que se encarguen de pedir o gestionar tan grandes rondas. Y como segunda opción, hacer subdivisiones de lo que comúnmente es lo normal, grupos de 5-6 personas, porque si no, volvemos a la opción uno, porque uno solo no puede repartir tantas consumiciones, porque el llevar el bote no significa ser ni criado ni camarero de nadie.
¿Quién lleva el bote? Es otro gran dilema. Al menos en los círculos en los que me encuentro, nadie quiere llevarlo porque se ve como un coñazo a lo largo de la noche. Tener que estar preocupado en pedir, llevar, acordarse… es un lastre. Normalmente lo lleva alguien por sorteo o porque sea algún tipo de anfitrión de alguna fiesta.
¿Cuánto cuesta? Y esta es mi pregunta con reflexión propia. El llevarlo es “gratis”, y entrecomillo gratis porque para mí, personalmente, los botes son injustos para todos y conllevan el peaje que coloco como título. Los que ponen saben que no van a recibir lo que han pagado, pues nunca las cosas salen justas y siempre sobra pasta, o si falta, la pondrá el que más cerca esté porque suelen ser cantidades residuales. Del mismo modo, el que lleve el bote recibirá a cambio estas sobras como peaje. Aunque bueno, no las recibirá, las cogerá, y si no las coge, las dará en acto de fe a alguien porque se sentiría mal de quedarse algo que todo el mundo sabe que se está quedando. Normalmente en ese estado de la noche no se tiene en cuenta, y después tampoco, pero es un hecho constatado. Pero ¿compensa este peaje?, simplemente puede hacer que el que lo lleve sea objeto de crítica por ello. Ah! Y otra injusticia que suele ocurrir y que también se asume por tener un responsable, es que los repartos no son equitativos, porque uno puede beber whisky y otro agua, cierto que pondrá la mitad, pero tampoco es juesto… y aun es más si sobra algo de pasta y se decide gastarlo en algo por gastar (quizá lo más igualado) porque repartir un euro no tiene sentido, pero ¿un chupito sí? ¿un paquete de tabaco? Lo mejor, quedárselo, porque la solidaridad común no existe y quien lo lleve verá mucho peor que se beneficie uno en vez de dos…
Conclusión: El peaje es un coñazo para el que lo lleva por las cuatro pesetas que recibe a cambio, y una injusticia para quien no cae roto por el pedal nocturno.
Así es mi propia definición, pero que quiero centrar en la noche, en la fiesta, en salir. Son comunes cuando llega el fin de semana y varios son los amigos que se juntan para beber por los bares. Resulta incómodo que si van cinco, cinco sean los que se tengan que acercar a la barra a pedir su consumición. Ahí es cuando aparece el bote. Todos ponen una cantidad que estiman prudente y justa para no tener que ir tampoco poniendo cada copa, y uno es el que se acerca a pedir por los demás. Y es aquí en cuando entramos en debate.
¿Cuál es la cantidad prudente y justa a la que hacía mención? Esta respuesta no es tan complicada, ni preocupante, pues el poner otra vez no supone un gran trauma ni tampoco se tienen grandes dificultades por reunir a los que van en ronda. Pero quizá en ocasiones sí. Es aquí cuando el propietario del bote tiene su primer problema. Cuando se encuentra con uno que le dice que ahora se lo da, que no lleva suelto, que ahora saca de un cajero… Por tanto ya se tiene que acordar de quién ha puesto y de quien no. Dificultad que se agrava si el grupo es de un número a considerar ya que si son solo cinco no hay problema, pero ¿si son 12?
¿Cuál es el número adecuado para gestionar un bote? De lo último a lo que mencionábamos antes, surge esta otra pregunta, pues no parece tener sentido el hacer de banquero, pues gestionar 10, 15, 25 personas no es nada manejable, ni por llevar la pasta (no es cuestión de llevar 600€ encima) ni por ir a pedir para tantas personas. Esto tiene entonces dos vertientes. La primera es que uno lleve el bote, pero sean varios los que se encarguen de pedir o gestionar tan grandes rondas. Y como segunda opción, hacer subdivisiones de lo que comúnmente es lo normal, grupos de 5-6 personas, porque si no, volvemos a la opción uno, porque uno solo no puede repartir tantas consumiciones, porque el llevar el bote no significa ser ni criado ni camarero de nadie.
¿Quién lleva el bote? Es otro gran dilema. Al menos en los círculos en los que me encuentro, nadie quiere llevarlo porque se ve como un coñazo a lo largo de la noche. Tener que estar preocupado en pedir, llevar, acordarse… es un lastre. Normalmente lo lleva alguien por sorteo o porque sea algún tipo de anfitrión de alguna fiesta.
¿Cuánto cuesta? Y esta es mi pregunta con reflexión propia. El llevarlo es “gratis”, y entrecomillo gratis porque para mí, personalmente, los botes son injustos para todos y conllevan el peaje que coloco como título. Los que ponen saben que no van a recibir lo que han pagado, pues nunca las cosas salen justas y siempre sobra pasta, o si falta, la pondrá el que más cerca esté porque suelen ser cantidades residuales. Del mismo modo, el que lleve el bote recibirá a cambio estas sobras como peaje. Aunque bueno, no las recibirá, las cogerá, y si no las coge, las dará en acto de fe a alguien porque se sentiría mal de quedarse algo que todo el mundo sabe que se está quedando. Normalmente en ese estado de la noche no se tiene en cuenta, y después tampoco, pero es un hecho constatado. Pero ¿compensa este peaje?, simplemente puede hacer que el que lo lleve sea objeto de crítica por ello. Ah! Y otra injusticia que suele ocurrir y que también se asume por tener un responsable, es que los repartos no son equitativos, porque uno puede beber whisky y otro agua, cierto que pondrá la mitad, pero tampoco es juesto… y aun es más si sobra algo de pasta y se decide gastarlo en algo por gastar (quizá lo más igualado) porque repartir un euro no tiene sentido, pero ¿un chupito sí? ¿un paquete de tabaco? Lo mejor, quedárselo, porque la solidaridad común no existe y quien lo lleve verá mucho peor que se beneficie uno en vez de dos…
Conclusión: El peaje es un coñazo para el que lo lleva por las cuatro pesetas que recibe a cambio, y una injusticia para quien no cae roto por el pedal nocturno.
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