El submundo comercial (I) publicado por freddd

En el último post ya hice referencia a este subgrupo social tan odiado por el resto de grupos. Quién haya tenido el infortunio de cruzarse con alguno sabrá como se las gastan, son individuos sin compasión que buscan almas débiles a quién sacar el dinero a base de engañuflas y estrategias realmente sucias. Es por ello por lo que en lugar de llamarlos comerciales los denominaremos a partir de ahora comercialos, por hacer mayor hincapié en su poco respeto por el genero humano.Vamos a hacer una división y a denominar las características y los medios en los que actúan. Por ello utilizaremos este y los 2 artículos siguientes, espero que os sea de ayuda.
Los comercialos tuvieron su origen (como no) en los Estados Unidos y tuvieron su auge en la venta piramidal. Esta venta se podía extrapolar a cualquier producto aunque los más conocidos fueron la venta de productos adelgazantes, en la que destaca una secta llamada "herbalife" y también la venta de Tupperwares a domicilio o su segunda variante con la venta de productos de Avon. Quien no recuerda a alguna vecina con ese "avon llamaaaaa". Esta venta se nutría de conocidos y amigos a los que había que vender la moto, se les reunía en una casa, se les invitaba a 4 pastas y luego los incautos iban cayendo, ya sea por compromiso, por lastima o por una mezcla de ambas pero nunca, nunca porque el producto interese lo más mínimo.
Otro de los movimientos comercialos que llegaron, sobre todo en los años 80 fueron los que llamaban a nuestra puerta, de estos los más conocidos eran los testigos de jeová, que al fin y al cabo también trataban de vender un producto y los vendedores de enciclopedias o de megaaspiradoras que daban masajes y hacían un sinfin de cosas. Ambos productos rondaban el medio millón de pesetas y puedo dar fé de que muchisimas personas, sobre todo amas de casa o pobres viejecitas cayeron en las garras de estos desalmados. Su estrategia, comun a la del resto de comercialos era hacer una labor tranquila, larga y laboriosa, entraban en la casa y estaban todo el tiempo que necesitaran, se hacían amigos de la familia y al final eran como los reyes de la casa, encantadores con la dueña, amigos de los niños, colegas del marido. Conseguían tal grado de afinidad que al final la venta estaba hecha, no se les podía decir que no porque eran nuestros amigos, habíamos pasado tantas horas juntos que la firma del contrato era algo obligado, como echas a un tío que lleva metido en tu casa 4 horas sin comprarle nada... IMPOSIBLE.