Caronte
publicado por TioP
Aviso para navegantes, y nunca mejor dicho tanto por el contenido como porque procedéis de la araña Internet, decir que hoy el post es larguito…
Alguno conocerá quién era este tipo, y yo os daré unas pinceladas de por todo el camino que me llevó a “conocerlo” y hasta donde llegué. Por supuesto que no he montado en su barca, ni lo espero, ni quiero… pero empecemos por el principio. Hace unos días visité la catedral de mi querido lugar de nacimiento, un monumento del siglo XII-XIII que hasta ahora no había sido expuesto de tan minuciosa manera. Carteles explicativos, televisiones y proyectores con documentales del lugar, exposiciones de restos descubiertos en las últimas excavaciones, mejora de retablos, lienzos, suelos, cúpulas… y audífonos que escondían la historia que nunca te cuentan, o que al menos nunca te molestas en leer. Es en una de estas explicaciones, mientras te hacen mirar los restos de un caballero de la época, con espuelas y espadas expuestas en vitrinas, cuando te relatan lo que fue el entierro de tan noble hombre. Se decía, que sin el saberlo, además de enterrarlo junto a los enseres detallados, también fue encontrada una moneda dentro de su boca. Y es que la tradición y creencias marcaban que con este tributo, este pago, se conseguía que Caronte, famoso dentro de la mitología griega, era quien lo cruzaría, en su barca, al otro lado del río para llegar al inframundo, pues sin el tributo se vagaba sin destino por las orillas hasta que a los 100 años de desidia nuestro Caronte accedía a llevarlos sin pago alguno, pues habían sufrido ya lo suyo. Es aquí donde aparece nuestro barquero Caronte.
Todo esto, y la curiosidad por conocer dentro de la mitología griega, me llevó a tirar un poco del hilo y saber un poco más sobre lo que rodeaba a nuestro Caronte. Se dice que pocos han sido los aun vivos los que han cruzado hasta la puerta vigilada por Cerbero (el can con tres cabezas de aspecto fiero y salvaje), puerta de entrada al inframundo gobernado por Hades. Estos “privilegiados” se pueden contar con los dedos, y yo os daré alguno de los nombres. Tenemos a Hércules y Orfeo como unos de los más representativos. El primero de ellos llegó a darle incluso su merecido al dichoso perro… mientras que la historia de Orfeo me llamó mucho más la atención.
Orfeo podríamos decir que es el de la lira tristona, el que “deleitaba” con canciones. Canciones que le facilitaron la entrada al inframundo, pero, ¿por qué fue?. Estaba vivo, y gracias a su música chantageó a Caronte para que le llevara junto a Hades en busca de su fallecida amada, Eurídice. Tal era su amor hacia ella, que le llevó a presentarse en el lugar para intentar recuperarla. El tributo que pagó fue la tristeza de su música, que encandiló a la “mujer” de Hades, Perséfone, de la que luego os daré algún dato. Ésta, y Hades dejaron llevarse a Eurídice, pero con la condición de que caminara delante de ella y nunca volverse hacia atrás hasta salir por la última puerta del inframundo. Orfeo aguantó casi hasta el final, pero justo antes de cruzar la última puerta, tal fue su impaciencia y necesidad de comprobar que su amada le seguía, que no pudo resistir y se volvió. Este acto provocó que la viera durante unos segundos antes de que volviera a desvanecerse y perderla de nuevo en el mundo de Hares.
Para acabar, metámonos con la chica que fue encandilada por Orfeo en el inframundo, hablemos de la mujer de Hades, a la que únicamente Orfeo fue capaz de impresionar. Perséfone estaba junto a Hades porque este la amaba con locura y de algún modo la arrastró hasta su trono. Tal era la atracción, que sólo consiguió salir del inframundo para ver a su madre, a cambio de permanecer con él para siempre, pero pudiendo subir a la tierra para verla (de vez en cuando). Se dice que cuando permanecía junto a ella, la primavera reinaba, mientras que cuando se ausentaba, el invierno hacía aparición, en analogía a la alegría y tristeza por la falta de su hija.
Aquí parece pintarse a Hades como muy posesivo y malvado, pero nada más lejos de la realidad. Perséfone aun era mucho más celosa, pues cuando llegó a ver a su marido con otra (Mente), la pisoteó y a punto estuvo de matarla si no es porque Hades la convirtió en planta de Menta, a la cual Perséfone no podía tocar dado a lo querido del mundo de la tierra. Dicen las malas lenguas que Hades llegó a tener descendencia, las llamadas Erinias, unos demonios de la justicia y la venganza.
Como unos pequeños repuntes de la mitología mencionada en este post, y para una mayor ubicación de todos los nombres mencionados, y a falta de mencionar algún otro, decir que Perséfone era hija de Zeus (gobernante del cielo). Que Hades (gobernante del inframundo) era su hermano, y que junto a ellos estaba otro hermano conocido por todos vosotros, Poseidón (gobernante del mar). Este reparto de gobiernos, se hizo tras derrotar a los titanes, y fue pura suerte el que cada uno se quedara con el inframundo, el cielo y el mar.
Si os ha interesado, otro día más.
Alguno conocerá quién era este tipo, y yo os daré unas pinceladas de por todo el camino que me llevó a “conocerlo” y hasta donde llegué. Por supuesto que no he montado en su barca, ni lo espero, ni quiero… pero empecemos por el principio. Hace unos días visité la catedral de mi querido lugar de nacimiento, un monumento del siglo XII-XIII que hasta ahora no había sido expuesto de tan minuciosa manera. Carteles explicativos, televisiones y proyectores con documentales del lugar, exposiciones de restos descubiertos en las últimas excavaciones, mejora de retablos, lienzos, suelos, cúpulas… y audífonos que escondían la historia que nunca te cuentan, o que al menos nunca te molestas en leer. Es en una de estas explicaciones, mientras te hacen mirar los restos de un caballero de la época, con espuelas y espadas expuestas en vitrinas, cuando te relatan lo que fue el entierro de tan noble hombre. Se decía, que sin el saberlo, además de enterrarlo junto a los enseres detallados, también fue encontrada una moneda dentro de su boca. Y es que la tradición y creencias marcaban que con este tributo, este pago, se conseguía que Caronte, famoso dentro de la mitología griega, era quien lo cruzaría, en su barca, al otro lado del río para llegar al inframundo, pues sin el tributo se vagaba sin destino por las orillas hasta que a los 100 años de desidia nuestro Caronte accedía a llevarlos sin pago alguno, pues habían sufrido ya lo suyo. Es aquí donde aparece nuestro barquero Caronte.
Todo esto, y la curiosidad por conocer dentro de la mitología griega, me llevó a tirar un poco del hilo y saber un poco más sobre lo que rodeaba a nuestro Caronte. Se dice que pocos han sido los aun vivos los que han cruzado hasta la puerta vigilada por Cerbero (el can con tres cabezas de aspecto fiero y salvaje), puerta de entrada al inframundo gobernado por Hades. Estos “privilegiados” se pueden contar con los dedos, y yo os daré alguno de los nombres. Tenemos a Hércules y Orfeo como unos de los más representativos. El primero de ellos llegó a darle incluso su merecido al dichoso perro… mientras que la historia de Orfeo me llamó mucho más la atención.
Orfeo podríamos decir que es el de la lira tristona, el que “deleitaba” con canciones. Canciones que le facilitaron la entrada al inframundo, pero, ¿por qué fue?. Estaba vivo, y gracias a su música chantageó a Caronte para que le llevara junto a Hades en busca de su fallecida amada, Eurídice. Tal era su amor hacia ella, que le llevó a presentarse en el lugar para intentar recuperarla. El tributo que pagó fue la tristeza de su música, que encandiló a la “mujer” de Hades, Perséfone, de la que luego os daré algún dato. Ésta, y Hades dejaron llevarse a Eurídice, pero con la condición de que caminara delante de ella y nunca volverse hacia atrás hasta salir por la última puerta del inframundo. Orfeo aguantó casi hasta el final, pero justo antes de cruzar la última puerta, tal fue su impaciencia y necesidad de comprobar que su amada le seguía, que no pudo resistir y se volvió. Este acto provocó que la viera durante unos segundos antes de que volviera a desvanecerse y perderla de nuevo en el mundo de Hares.
Para acabar, metámonos con la chica que fue encandilada por Orfeo en el inframundo, hablemos de la mujer de Hades, a la que únicamente Orfeo fue capaz de impresionar. Perséfone estaba junto a Hades porque este la amaba con locura y de algún modo la arrastró hasta su trono. Tal era la atracción, que sólo consiguió salir del inframundo para ver a su madre, a cambio de permanecer con él para siempre, pero pudiendo subir a la tierra para verla (de vez en cuando). Se dice que cuando permanecía junto a ella, la primavera reinaba, mientras que cuando se ausentaba, el invierno hacía aparición, en analogía a la alegría y tristeza por la falta de su hija.
Aquí parece pintarse a Hades como muy posesivo y malvado, pero nada más lejos de la realidad. Perséfone aun era mucho más celosa, pues cuando llegó a ver a su marido con otra (Mente), la pisoteó y a punto estuvo de matarla si no es porque Hades la convirtió en planta de Menta, a la cual Perséfone no podía tocar dado a lo querido del mundo de la tierra. Dicen las malas lenguas que Hades llegó a tener descendencia, las llamadas Erinias, unos demonios de la justicia y la venganza.
Como unos pequeños repuntes de la mitología mencionada en este post, y para una mayor ubicación de todos los nombres mencionados, y a falta de mencionar algún otro, decir que Perséfone era hija de Zeus (gobernante del cielo). Que Hades (gobernante del inframundo) era su hermano, y que junto a ellos estaba otro hermano conocido por todos vosotros, Poseidón (gobernante del mar). Este reparto de gobiernos, se hizo tras derrotar a los titanes, y fue pura suerte el que cada uno se quedara con el inframundo, el cielo y el mar.
Si os ha interesado, otro día más.
Etiquetas: Historia
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