La Semana
publicado por TioP
Un domingo más, aquí estamos. Podríamos hacer un post dedicado a los Domingos, porque normalmente tienen muchas cosas que contar de su vecino el Sábado, y es que lo que nos da el Sábado, nos lo cuida el Domingo. El Sábado es considerado como el día por excelencia; día de dar una vuelta matinal, compras en algún centro comercial, siesta (esperada por los que no la pueden disfrutar entre semana), café con los colegas, vueltilla por la tarde con novia/amigos (pinchos), también se puede cenar por ahí, y ya a altas horas, salir, salir y salir. Esto último es lo que normalmente no se viene evitando, y por ello el Sábado es la representación de la “fiesta nocturna”.
El Domingo, por tanto, nos cuida de ese estrés y enjuergamiento del compañero Sábado, y por ello, en muchas ocasiones se convierte en el abuelo de la semana, el que nos acoge en su regazo y escucha todas las lamentaciones semanales. Si tienes resaca, el domingo te deja un mal sabor de boca (nunca mejor dicho), pero si no la tienes, también es como os comentaba, jornada de lamentaciones, porque viene a ser como un día de quejas y promesas. Quejas del tipo, vaya mierda, que dia tan flojo, no hay nadie, todos descansando del día anterior, no hay nada en la tele, la gente apenas sale, cafés tristones, mañana toca currar, se acaba la semana… Y de promesas porque a veces te sientes como que no has hecho todo lo que tenías que hacer. Bien pensando que el próximo saldrás a algún sitio concreto, viajarás a visitar a no se quién, esquiarás, lavarás el coche, te cortarás el pelo (lo necesito, lo se, pero el Sábado en Navarra fue fiesta…), le harás más caso a tu familia, a tu novia/o, no te desmadrarás tanto de juerga… en fin, alguna de esas. Pero si con algo me quedo del Domingo, por resumirlo igual que hice con el Sábado, es asignarle la medalla de “día triste”.
Y ahora atacamos al resto de los días, que son los propiamente “semanales”, de Lunes a Viernes, y que todo el mundo (excepto algunos que también cuenten el Sábado) los identificará como de curro. Normalmente no son bien recibidos por eso mismo, pero cada día tiene su especialidad. Lo que está claro que el Domingo nos prepara para el gran hacer de empezar la semana, currar, y el día por excelencia es el Lunes. Lunes que por norma general no recibimos con los brazos abiertos, a excepción de que sea un festivo, porque si es así, es cuando mejor puede caer, en Lunes. Pero por lo general, el Lunes empezamos a currar, a retomar lo que dejamos el viernes, o a seguir con las tareas que nos acontecen. El Lunes es triste, pero más aun que el Domingo, es una tristeza sin escapatoria, sin sofá, sin tele, sin muchas cosas… Al Lunes laboral, le asigno el nombre de “a currar”.
Para el Martes y Miércoles no tengo mucho que decir, salvo que también nos hacen currar, aunque esta semana, para los más privilegiados, usarán de puente, o mejor dicho, macropuente, porque si usan el Lunes también, se convierte en un auténtico acueducto. Pero de normal, curramos como el resto de días. El Martes por estar más próximo al Lunes, es como el segundo día de comienzo de la semana, también triste y sin esperanzas de ver el fin de semana… pero el Miércoles, cerca de la finalización del día, ya se empieza a vislumbrar el Viernes, ese Viernes que nos extiende sus garras para atraparnos y llevarnos hacia el Sábado, hacia el comienzo de la “felicidad”. Ya muy personalmente, el Miércoles, al menos en mi curro, se ha medio instaurado como día oficial de partido de fútbol sala entre compañeros, con los correspondientes roces previos que calientan el ambiente laboral… interesante día. Por tanto, al Martes le asigno “hermana del Lunes” y al Miércoles “día central por excelencia”.
Para acabar, me queda el Jueves y Viernes, y como no, sé cual os gusta más, y no espero equivocarme. El Viernes. Pero empezaremos con el Jueves, pues es para mí considerado como el día que nos empuja al Viernes y nos ayuda a acabar con la semana. Además en las grandes capitales es considerado también día de salir… bien por motivos universitarios trasladados también al ámbito laboral, y es que en pequeñas ciudades sin universidad, salir un jueves sería de risa, cuando casi lo es hasta un viernes. Por tanto al Jueves le otorgo, “juerga pre-finde”. Ya el Viernes, maravilloso Viernes… cuánto te añoro, cuánto te necesito, el Viernes es… “el deseo semanal”.
Y sin más, siendo para mí, Domingo cuando lo escribo, no se lo que será para vosotros cuándo lo leáis, me despido hasta el próximo día. Feliz día en el que estéis.
El Domingo, por tanto, nos cuida de ese estrés y enjuergamiento del compañero Sábado, y por ello, en muchas ocasiones se convierte en el abuelo de la semana, el que nos acoge en su regazo y escucha todas las lamentaciones semanales. Si tienes resaca, el domingo te deja un mal sabor de boca (nunca mejor dicho), pero si no la tienes, también es como os comentaba, jornada de lamentaciones, porque viene a ser como un día de quejas y promesas. Quejas del tipo, vaya mierda, que dia tan flojo, no hay nadie, todos descansando del día anterior, no hay nada en la tele, la gente apenas sale, cafés tristones, mañana toca currar, se acaba la semana… Y de promesas porque a veces te sientes como que no has hecho todo lo que tenías que hacer. Bien pensando que el próximo saldrás a algún sitio concreto, viajarás a visitar a no se quién, esquiarás, lavarás el coche, te cortarás el pelo (lo necesito, lo se, pero el Sábado en Navarra fue fiesta…), le harás más caso a tu familia, a tu novia/o, no te desmadrarás tanto de juerga… en fin, alguna de esas. Pero si con algo me quedo del Domingo, por resumirlo igual que hice con el Sábado, es asignarle la medalla de “día triste”.
Y ahora atacamos al resto de los días, que son los propiamente “semanales”, de Lunes a Viernes, y que todo el mundo (excepto algunos que también cuenten el Sábado) los identificará como de curro. Normalmente no son bien recibidos por eso mismo, pero cada día tiene su especialidad. Lo que está claro que el Domingo nos prepara para el gran hacer de empezar la semana, currar, y el día por excelencia es el Lunes. Lunes que por norma general no recibimos con los brazos abiertos, a excepción de que sea un festivo, porque si es así, es cuando mejor puede caer, en Lunes. Pero por lo general, el Lunes empezamos a currar, a retomar lo que dejamos el viernes, o a seguir con las tareas que nos acontecen. El Lunes es triste, pero más aun que el Domingo, es una tristeza sin escapatoria, sin sofá, sin tele, sin muchas cosas… Al Lunes laboral, le asigno el nombre de “a currar”.
Para el Martes y Miércoles no tengo mucho que decir, salvo que también nos hacen currar, aunque esta semana, para los más privilegiados, usarán de puente, o mejor dicho, macropuente, porque si usan el Lunes también, se convierte en un auténtico acueducto. Pero de normal, curramos como el resto de días. El Martes por estar más próximo al Lunes, es como el segundo día de comienzo de la semana, también triste y sin esperanzas de ver el fin de semana… pero el Miércoles, cerca de la finalización del día, ya se empieza a vislumbrar el Viernes, ese Viernes que nos extiende sus garras para atraparnos y llevarnos hacia el Sábado, hacia el comienzo de la “felicidad”. Ya muy personalmente, el Miércoles, al menos en mi curro, se ha medio instaurado como día oficial de partido de fútbol sala entre compañeros, con los correspondientes roces previos que calientan el ambiente laboral… interesante día. Por tanto, al Martes le asigno “hermana del Lunes” y al Miércoles “día central por excelencia”.
Para acabar, me queda el Jueves y Viernes, y como no, sé cual os gusta más, y no espero equivocarme. El Viernes. Pero empezaremos con el Jueves, pues es para mí considerado como el día que nos empuja al Viernes y nos ayuda a acabar con la semana. Además en las grandes capitales es considerado también día de salir… bien por motivos universitarios trasladados también al ámbito laboral, y es que en pequeñas ciudades sin universidad, salir un jueves sería de risa, cuando casi lo es hasta un viernes. Por tanto al Jueves le otorgo, “juerga pre-finde”. Ya el Viernes, maravilloso Viernes… cuánto te añoro, cuánto te necesito, el Viernes es… “el deseo semanal”.
Y sin más, siendo para mí, Domingo cuando lo escribo, no se lo que será para vosotros cuándo lo leáis, me despido hasta el próximo día. Feliz día en el que estéis.
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