Año chocolateado
publicado por Fry
Bueno, feliz año de nuevo a cualquiera que caiga por estos lares, que presumo que hoy serán pocos. Después de una noche dura llega un día tonto. El 1 de enero es un día totalmente extraño. Es como un domingo para a lo bestia. Afortunadamente algunos tenemos la suerte de no trabajar hasta después de reyes, y es un alivio.
En mi casa decidimos desterrar de una vez por todas la absurda tradición de las uvas. Absurda al menos para mí, que las detesto, y lo primero que hacía nada más empezar el año era vomitar prácticamente. Cuando era pequeño lo sustituí por gagos de mandarina, pero ya me enganché a las uvas. Ayer buscamos alguna fórmula más deliciosa hasta que dimos con la solución: los agujeros de los filipinos. Están realmente buenos, pero en una prueba previa durante el mediodía nos parecieron demasiado simples y pequeños. Lo que se debe comer durante las campanadas tiene que costar un poco, así que optamos por algo más grande. La solución fue comprar bolas de chocolate blanco y negro de las que venden en cualquier tienda de chucherias. Lástima que esta vez no tuvimos tiempo de prueba piloto y desde la primera campanada aquello era incapaz de ser tragado. Religiosamente fue entrando cada bola en su campanada correspondiente cual hamster comiendo pipas, con resultados nada apetecibles de relatar aquí. Comenzamos el año totalmente empachados, pero con un exquisito sabor en la boca. Eso sí, con Ramón García de por medio.
Nota mental para el año siguiente: ante la duda, los agujeros de los filipinos.
Por último os dejo unas fotos de la entrada del año en otras ciudades del mundo, donde sí saben hacer las cosas a lo grande y exportarlo bien. Me pregunto en cuántos países habrán sacado en los zapping la puerta del sol. En fin, renovarse o morir.
Etiquetas: Navidad
Feliz año nuevo, ex-leprosos :)