01 febrero 2006

Las máquinas del dolor (I)
   publicado por freddd

La historia de nuestro país tiene legendarios reyes, valientes guerreros y nobles cruzados, pero como en cualquier otra hay un lado oscuro reservado para la tiranía, la maldad, la muerte y el sufrimiento. Y hoy dejaremos al noble Don Pelayo y a los reyes católicos de lado y os hablaré del lado oscuro y de algunos de los curiosos aparatitos que se utilizaban en la Inquisición. Aunque en si misma no tuvo su origen en España y no fue el nuestro el único país en el que se combatieron las herejías, si es cierto que es la que más ha trascendido. Los siglos XV al XVIII fueron terroríficos para los supuestos sacrílegos que moraban la vieja España. Pero como esto no pretende ser hoy una clase de historia, sino más bien un "entretenimiento morboso" os paso a relatar algunos de los castigos inflingidos por los inquisidores (la verdad que este debia ser un oficio un tanto desagradable):


-El cepo: este era para los días previos a alguna tortura más compleja. Se enganchaba a la victima de pies y manos en una tablilla que se colocaba en mitad de la plaza del pueblo. Durante la espera los presos eran abofeteados por la gente, les metían por la boca y la nariz sustancias fecales procedentes de orinales y pozos ciegos, en muchos casos no llegaban a la siguiente fase porque morían lapidados o mutilados. Aunque lo curioso es que una de las más temibles era la de las cosquillas por todo el cuerpo.

-La horquilla, un palito con 2 puntas muy afiladas en cada extremo, se enganchaba en el cuello de tal forma que el hereje debía mantener la cabeza totalmente erguida para no clavarse los pinchos, las horas o los días hacían el resto…

-Las botas o aplastapiernas, con este nombre tan poco apetecible se bautizaba este instrumento. Las bootikens (o botas) o cashielaws era un “ingenioso” dispositivo que consistía en cuñas que se aplicaban a las piernas de los tobillos a las rodillas. El torturador utilizaba una martillo para golpear las cuñas hacia dentro. Mientras que el espacio existente entre las cuñas empezaba a cerrarse, el espacio de ésta manera comenzaba a achicarse y el instrumento iniciaba una punzada en las piernas de tal manera que las cuñas entraban en la carne y provocaba el estallido de los huesos y la salida la medula por las inciciones.

-Aplastapulgares: También conocido como pinniwinks, éstas herramientas hicieron lo mismo que "Las Botas", pero en los de los pies y las manos. El instrumento aplastaba el nacimiento de las uñas hasta que la sangre saliera a chorros. En el año 1629 en Prossneck, Alemania, dejaron a una mujer con éstos tornillos puestos de diez de la mañana a la una de la tarde mientras que el torturador y sus colaboradores fueron a almorzar.

-Uñas de gato: Grandes casi como cuatro dedos de hombre, estos artefactos, montados encima de un mango, se usaban para reducir a tiras la carne de la víctima y extraerla de los huesos, en cualquier parte del cuerpo: abdómen, espalda, extremidades, senos, etc..

-La doncella de hierro de Nuremberg: Es un envase, caja cerrada, similar a un ataúd que estaba parado íntegramente y cerrado firmemente. En uno de sus lados una puerta y sobre ella se añadieron unos pinchos. Se colocaban a las víctimas paradas allí dentro, cuando la puerta con sus pinchos se cerraba, éstos últimos se dirigían a los cuerpos de las víctimas. Las garras no fueron diseñadas para matar, francamente, pero sin embargo la víctima podía disfrutar de su nuevo hogar varios días antes que muriera.

-El aplastacabezas: La barbilla de la víctima se coloca en la barra inferior y el casquete es empujado hacia abajo por el tornillo. Primero se destrozan los alvéolos dentarios, después las mandíbulas, hasta que el cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo. Esto aseguraba que el diablo saldría de la cabeza del acusado.

Bueno, suficiente dolor por hoy, quién puede tener tanta mala hostia para inventar todo esto…