19 noviembre 2006

El submundo comercial (II)
   publicado por freddd

Continuamos con el analisis que comencé el otro día acerca de esta desagradable forma de venta, la venta directa. En mi largo periplo laboral he tenido la suerte de poder probar distintos tipos de trabajo y he conocido a bastante gente que trabajaba este campo. Las anécdotas son innumerables pero todos coincidían en una cosa, había que entrar en la casa, una vez dentro la venta estaba cerrada. Así que lo que había que conseguir era que la persona que estaba al otro lado de la puerta viera algo que la tranquilizara para abrir las puertas al que sería su mayor enemigo al final del día. Para conseguir entrar en la casa y sentar el culo en el sofá había estrategias dispares, se comentaba que alguno dejaba caer accidentalmente el bolígrafo dentro de las casas para que, una vez recogido, y ya dentro del recinto, se hiciera más fácil el inicio de la venta. Otra gente, con menos escrúpulos todavía eran capaces de llegar medio sudando a la casa para pedir a la pobre viejecita un vaso de agua con el que calmar la sed y de paso... ya estar dentro. Los había que incluso hablaban de lo mucho que les gustaba el estilo pictórico del cuadro que se aventuraba en el salón, con el interés de verlo un poco más cerca.
De las cosas más extrañas que se han llegado ha vender a domicilio estaban unos aparatos que se ponían en el grifo de la cocina y que, supuestamente purificaban el agua, aparatos, que, dicho sea de paso costaban la friolera de 150 pavos.

Pero hay más lugares en los que encontrar a estos pobres diablos. Todo el mundo recordará esos folletos con viajes de un día a segovia por 10 € con viaje, comida, visita a tal y cual monumento. Los hay también de varios días e incluso a pasar algun día a la playa. Pues bien, esto no es más que otro engañabobos, llenan un autobus de gente que piensa que va de excursión o que va a recibir un regalo y lo que se encuentran es metidos en un berenjenal del que dificilmente pueden salir. Este tipo de eventos suelen vender viviendas vacacionales en tiempo compartido, una de las grandes farsas de la venta piramidal, resulta que pagas una pasta por no tener nada más que una puta semana en no se que apartamento en la playa, resulta que esa semana no es cuando quieras sino cuando te toca ya que no todo el mundo puede elegir la misma semana en el mismo lugar, por si fuera poco tienes que pagar unos gastos anuales de mantenimiento (aparte de todo lo desnvolsado) y resulta que al final no tienes una mierda. Pero sin desviarnos del tema de la venta en si misma, en este caso el procedimiento también es el de desgaste, horas y horas haciendose amigos de la victima para luego dar el hachazo correspondiente, todo aderezado con la estupida sonrisa de comercialo, un buen puñado de de gomina y un traje barato...
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