Sincronización
publicado por TioP
He asigando este título porque he querido hacer una traducción libre de lo que he venido oyendo este fin de semana. Se trataba de una palabra en inglés, desconozco si de uso corriente, pero que decía: “timing”. Os confirmo que incluso he acertado, porque una de sus acepciones es esa: “sincronización”.
Expondré lo que fue y lo que nos pasó este fin de semana. Resulta que tras varias semanas de antelación se programó un viaje a Granada de fin de semana, principalmente para esquiar en Sierra Nevada. El objetivo se consiguió, pero, ¿a qué precio?. De precio ni hablemos, pues esquiar, en mi caso “snowbordear”, no es que sea de los deportes más baratos, porque si eres de los que van de vez en cuando (mi caso), tienes que alquilar, con lo que un ridículo día se convierte en 60€ (a parte comida, parking...). Pero ahí no está el tic de la cuestión, ya que aquí es cuando aparece la primera no-sincronización. La intención era ir a la estación y ponerse a ello a las 9h-10h. Se empezó bien, sincronización de relojes a las 7:00h para levantarse y desayunar, salir a las 8h para completar el plan. Ja ja ja. 8:45h salimos del hotel. Quizá se me olvidó deciros un dato, éramos nueve, y cuatro ellos, mujeres. Doy este último detalle porque siempre está la recurrida frase de que con chicas no se puede ir a estos sitios... parte de verdad hay en la historia, pero he de reconocer que todos tuvimos un poquito de culpa.
Como os decía, ya se sale con retraso, razones, no es fácil encontrarlas. Llegas a la estación y es cuando el timing se descojona. Unos se van a por los forfaits, otros alquilan. El de los forfaits no coge para todos. Los de alquiler no alquilan juntos. El timing se viene abajo. ¿Me pegan las botas azules con las gafas que llevo? ¿y el cinturón con los guantes?... bromas aparte, ahí tardamos bastante. Para colmo, entre unos y otros, nos “perdemos”. Entre que nos reorganizamos y nos ponemos a la fila (había gente de cojones), son las 11:30h, sí, como lo oís, llevaba cuatro horas y media y aun no había cogido el telecabina... Para colmo, unos sabían y otros no. Por organizarnos, intentamos bajar una primera vez juntos, y por norma general, la primera vez no es complaciente para nadie... que si uno se cae, que si el otro se va, que si... ya quedaremos... en fín, al final se acaba con uno por cada lado... Y así fue. Hasta las 15h no se concentra de nuevo el grupo (al 80%) para intentar sincronizarlo de nuevo. Este primer intento se produjo tras bastante tiempo de espera, y ya se sabe que esperar no mola. Pero al cierre de la estación, volvió a suceder lo mismo (en este caso yo era uno de los que provocó los retrasos), 40 minutos de espera. De salir a las 17h, salimos a las 18:30h... con el consiguiente atasco.
Tras acabar rebentados de la nieve, ¿cenamos?... ¿dónde?... son las 22:30h y solo sabemos de dos nombre que nos facilita una compañera granadina... Tuvimos la suerte de conseguir cenar a las 23:15h en uno de esos sitios. Qué suerte!. ¿Y salir? Granada dicen que tiene buenas zonas de marcha. Yo no tenía ganas, pero ¿de los otros ocho?. Tampoco, aunque alguno sí, pero al final, entre unos y otros esta sincronización se vino abajo de nuevo y... ¡¡¡¡¡todos al hotel!!!!!. Al día siguiente... ¿vemos Granada?. Compensemos el viaje. Pues de nuevo, timing fuera. ¿Sabéis cuál fue la hora de inicio de nuestra visita? 12:45h. La Alhambra. Mereció la pena, pero ya a esas horas llegan las prisas, pues hay que volver a casa, y el viaje no es corto.
De vuelta, sin comer, emprendemos el viaje a las 15:00h. Nuestra visita a Granada fue de poco más de dos horas. Otra vez será. El caso es que pretendemos parar de camino para tomar un bocadillo, a 50-100Km. Van pasando los km’s y de repente, uno de los coches reduce a 80km/h. ¿Qué pasa? Nos comunica por teléfono que va en reserva pero desde hace rato y que en la siguiente area de servicio se paraba y así comíamos (podía haber parado en otras tantas gasolineras anteriores...). Lo adelantamos y nos hace un gesto de cuello cortado, no da para más el coche... no responde a los acelerones. Nos apresuramos en busca de una gasolinera mientras el intentaba apurar las últimas gotas de carburante. La encontramos a 15km’s, le llamamos y le infomamos. Dice que llega... pero para sorpresa, a 600 metros se queda parado. Le llevamos gasolina, pero no arranca... Llega la Guardia Civil. Ve el “espectáculo”, tres coches en plena carretera comarcal mal aparcados y en dirección a un pueblo "fantasma" andaluz (cerca de Guarroman -maravilloso nombre-). ¿Quién la ha avisado? Nosotros no, pero llegan con las luces en plena acción. Dicen que sigamos intentado. Mientras, volvemos a por más gasolina, a la vuelta nuestros compañeros ya llevan chalecos, han puesto triángulos y los coches no implicados están metidos en un camino. La Guardia Civil nos libra de una multa por todo eso que no habíamos hecho. Gracias. Al final sigue sin arrancar y se opta por llamar a Asistencia en carretera. Lo solucionan y podemos volver a casa. 17:00h y aun no hemos comido.
Hace poco que llegamos. Timing inexistente. Contratiempos a “tutiplé”. ¿Próxima excursión? Rafting. ¡Me apunto! Pero espero seamos capaces de organizarnos un poco mejor. Visto de otra manera, para mí fue un fin de semana distinto.
Planificación al poder!
Expondré lo que fue y lo que nos pasó este fin de semana. Resulta que tras varias semanas de antelación se programó un viaje a Granada de fin de semana, principalmente para esquiar en Sierra Nevada. El objetivo se consiguió, pero, ¿a qué precio?. De precio ni hablemos, pues esquiar, en mi caso “snowbordear”, no es que sea de los deportes más baratos, porque si eres de los que van de vez en cuando (mi caso), tienes que alquilar, con lo que un ridículo día se convierte en 60€ (a parte comida, parking...). Pero ahí no está el tic de la cuestión, ya que aquí es cuando aparece la primera no-sincronización. La intención era ir a la estación y ponerse a ello a las 9h-10h. Se empezó bien, sincronización de relojes a las 7:00h para levantarse y desayunar, salir a las 8h para completar el plan. Ja ja ja. 8:45h salimos del hotel. Quizá se me olvidó deciros un dato, éramos nueve, y cuatro ellos, mujeres. Doy este último detalle porque siempre está la recurrida frase de que con chicas no se puede ir a estos sitios... parte de verdad hay en la historia, pero he de reconocer que todos tuvimos un poquito de culpa.
Como os decía, ya se sale con retraso, razones, no es fácil encontrarlas. Llegas a la estación y es cuando el timing se descojona. Unos se van a por los forfaits, otros alquilan. El de los forfaits no coge para todos. Los de alquiler no alquilan juntos. El timing se viene abajo. ¿Me pegan las botas azules con las gafas que llevo? ¿y el cinturón con los guantes?... bromas aparte, ahí tardamos bastante. Para colmo, entre unos y otros, nos “perdemos”. Entre que nos reorganizamos y nos ponemos a la fila (había gente de cojones), son las 11:30h, sí, como lo oís, llevaba cuatro horas y media y aun no había cogido el telecabina... Para colmo, unos sabían y otros no. Por organizarnos, intentamos bajar una primera vez juntos, y por norma general, la primera vez no es complaciente para nadie... que si uno se cae, que si el otro se va, que si... ya quedaremos... en fín, al final se acaba con uno por cada lado... Y así fue. Hasta las 15h no se concentra de nuevo el grupo (al 80%) para intentar sincronizarlo de nuevo. Este primer intento se produjo tras bastante tiempo de espera, y ya se sabe que esperar no mola. Pero al cierre de la estación, volvió a suceder lo mismo (en este caso yo era uno de los que provocó los retrasos), 40 minutos de espera. De salir a las 17h, salimos a las 18:30h... con el consiguiente atasco.
Tras acabar rebentados de la nieve, ¿cenamos?... ¿dónde?... son las 22:30h y solo sabemos de dos nombre que nos facilita una compañera granadina... Tuvimos la suerte de conseguir cenar a las 23:15h en uno de esos sitios. Qué suerte!. ¿Y salir? Granada dicen que tiene buenas zonas de marcha. Yo no tenía ganas, pero ¿de los otros ocho?. Tampoco, aunque alguno sí, pero al final, entre unos y otros esta sincronización se vino abajo de nuevo y... ¡¡¡¡¡todos al hotel!!!!!. Al día siguiente... ¿vemos Granada?. Compensemos el viaje. Pues de nuevo, timing fuera. ¿Sabéis cuál fue la hora de inicio de nuestra visita? 12:45h. La Alhambra. Mereció la pena, pero ya a esas horas llegan las prisas, pues hay que volver a casa, y el viaje no es corto.
De vuelta, sin comer, emprendemos el viaje a las 15:00h. Nuestra visita a Granada fue de poco más de dos horas. Otra vez será. El caso es que pretendemos parar de camino para tomar un bocadillo, a 50-100Km. Van pasando los km’s y de repente, uno de los coches reduce a 80km/h. ¿Qué pasa? Nos comunica por teléfono que va en reserva pero desde hace rato y que en la siguiente area de servicio se paraba y así comíamos (podía haber parado en otras tantas gasolineras anteriores...). Lo adelantamos y nos hace un gesto de cuello cortado, no da para más el coche... no responde a los acelerones. Nos apresuramos en busca de una gasolinera mientras el intentaba apurar las últimas gotas de carburante. La encontramos a 15km’s, le llamamos y le infomamos. Dice que llega... pero para sorpresa, a 600 metros se queda parado. Le llevamos gasolina, pero no arranca... Llega la Guardia Civil. Ve el “espectáculo”, tres coches en plena carretera comarcal mal aparcados y en dirección a un pueblo "fantasma" andaluz (cerca de Guarroman -maravilloso nombre-). ¿Quién la ha avisado? Nosotros no, pero llegan con las luces en plena acción. Dicen que sigamos intentado. Mientras, volvemos a por más gasolina, a la vuelta nuestros compañeros ya llevan chalecos, han puesto triángulos y los coches no implicados están metidos en un camino. La Guardia Civil nos libra de una multa por todo eso que no habíamos hecho. Gracias. Al final sigue sin arrancar y se opta por llamar a Asistencia en carretera. Lo solucionan y podemos volver a casa. 17:00h y aun no hemos comido.
Hace poco que llegamos. Timing inexistente. Contratiempos a “tutiplé”. ¿Próxima excursión? Rafting. ¡Me apunto! Pero espero seamos capaces de organizarnos un poco mejor. Visto de otra manera, para mí fue un fin de semana distinto.
Planificación al poder!
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