El juego de la vida
publicado por Fry
Hoy voy a descubriros cual ha sido uno de los acontecimientos de mi vida que más ha influido en mi forma de entender el mundo. Hace tiempo que quería escribir este artículo, pero he tenido grandes dudas sobre si podría interesar a alguien o no. De cualquier forma, algo que ha condicionado tanto mi visión filosófica del mundo debe de ser compartido¡. Y no, no me refiero a cuando Carlos Jesús entró en nuestros corazones, sino al descubrimiento de “El juego de la vida”.
La primera vez que cayó en mis manos su lectura fue a principios de los 90, pero había sido diseñado por Conway 20 años antes. El juego de la vida es tan simple como espectacular, y su estudio es tan entretenido y complejo que tiene grandes tintes filosóficos. Es un modelo perfecto para simplificar al máximo toda la existencia, la física, la química y la vida. Pero antes explicaré en qué consiste.
El juego de la vida es uno de los autómatas celulares más simples (así se denominan este tipo construcciones) y consiste en un tablero de casillas en las que se pintan de negro los lugares donde hay una célula y se dejan en blanco los huecos vacíos. El juego evoluciona en generaciones (por turnos) en la que sólo rigen dos únicas normas:
Más allá del modelo matemático y del entretenimiento, el juego ofrece un modelo sensacional de la creación y de la vida. No pretende ser un simulador de la vida actual, aunque existen autómatas celulares mucho más complejos que sí lo pretenden, sólo es una comprobación de cómo de lo más simple se puede autogenerar algo extraordinariamente complejo. Se pueden generar sistemas en movimiento o estables. Apasionante.
Probablemente, en algún punto del big-bang había muchas “células” iniciales y unas reglas sencillísimas que aún no conocemos (a todo esto, ¿para cuando la teoría unificadora?). De ahí surgió el movimiento subatómico y luego todo lo demás.
¿Y el resto? El resto (biología, moléculas, planetas, galaxias, etc) son patrones que se han autoorganizado, sin saber por qué, para qué, ni en qué dirección van. Como yo, vaya.
La primera vez que cayó en mis manos su lectura fue a principios de los 90, pero había sido diseñado por Conway 20 años antes. El juego de la vida es tan simple como espectacular, y su estudio es tan entretenido y complejo que tiene grandes tintes filosóficos. Es un modelo perfecto para simplificar al máximo toda la existencia, la física, la química y la vida. Pero antes explicaré en qué consiste.
El juego de la vida es uno de los autómatas celulares más simples (así se denominan este tipo construcciones) y consiste en un tablero de casillas en las que se pintan de negro los lugares donde hay una célula y se dejan en blanco los huecos vacíos. El juego evoluciona en generaciones (por turnos) en la que sólo rigen dos únicas normas:
- Una célula sobrevive sólo si le rodean 2 o 3 células, en caso contrario muere en la siguiente generación por superpoblación o por soledad.
- En cada hueco vacío se genera una una célula sólo si le rodean exactamente 3 células (suponemos que son las condiciones ideales de nacimiento).
- Primero: El lugar inicial en el que coloquemos las células determina de manera absoluta el resultado. Variar una única posición de una célula nos llevará, después de varias generaciones, a resultados radicalmente distintos. Exactamente la teoría del caos. Y cuando digo que los resultados son distintos es que son distintos de verdad. Puede variar desde la extinción completa de la población pasadas x generaciones al crecimiento indefinido del conjunto. ¿Esa célula importaba no?
- Segundo: De reglas simples (dos) se obtienen poblaciones y comportamientos muy complicados e impredecibles, con patrones asombrosos. Existen poblaciones que se vuelven estables (no ocurre nada más), algunas se extinguen al cabo del tiempo, otras fluctúan, otras poblaciones simplemente se desplazan o incluso generan disparadores (pistolas). Y todo esto partiendo de una docena de células iniciales. Si partimos de un mayor número de células dispersas por una cuadrícula mayor obtendremos que se crean poblaciones independientes, algunas crecen y luego se extinguen, otras crecen indefinidamente hasta chocar con otras con resultados impredecibles, otras generan disparadores que pueden chocar contra las demás, desestabilizando aquellas sin alterar las propias, y un largo y apasionante etcétera. Descubridlo por vosotros mismos.
- Tercero: Por último, el sistema es totalmente determinista, es decir, en condiciones iniciales idénticas tendremos resultados idénticos, no existe la opción del azar. Sin embargo, para evaluar lo que ocurrirá en una célula debemos recorrer el patrón completo. No hay manera de calcular lo qué ocurrirá en una celda determinada sin calcular todas durante todas las generaciones. El comportamiento de cada casilla en el futuro depende de todas.
Más allá del modelo matemático y del entretenimiento, el juego ofrece un modelo sensacional de la creación y de la vida. No pretende ser un simulador de la vida actual, aunque existen autómatas celulares mucho más complejos que sí lo pretenden, sólo es una comprobación de cómo de lo más simple se puede autogenerar algo extraordinariamente complejo. Se pueden generar sistemas en movimiento o estables. Apasionante.
Probablemente, en algún punto del big-bang había muchas “células” iniciales y unas reglas sencillísimas que aún no conocemos (a todo esto, ¿para cuando la teoría unificadora?). De ahí surgió el movimiento subatómico y luego todo lo demás.
¿Y el resto? El resto (biología, moléculas, planetas, galaxias, etc) son patrones que se han autoorganizado, sin saber por qué, para qué, ni en qué dirección van. Como yo, vaya.
¿Dónde puedo jugarlo?