Los juicios en España
publicado por Fry
Por avatares del destino he asistido por primera vez a un juicio. Por suerte iba en calidad de testigo así que la presión no es tan fuerte y hay que tener en cuenta que era un juicio de faltas y no algo más serio. En cualquier caso es una experiencia interesante y curiosa.
Cuando tienes que ir a un juicio te planteas cómo serán las cosas. Obviamente ya adivinas que las cosas no son como en las películas, pero como es la única referencia que tenía al respecto las comparaciones son inevitables, así que paso a relatar las cosas que cambian con respecto al estereotipo yanki.
Para empezar, y sin duda para mí lo más chocante, es la disposición de quien comparece. En cualquier película se sitúa el juez en el centro y junto a él, dentro del mismo conjunto de madera pero en un nivel inferior, se coloca a la persona que habla en ese momento, dando éste su cara al público y viendo de frente a la acusación y al acusado. Aquí es distinto, para bien o para mal. El juez, la acusación y la defensa se sientan en la parte delantera y el compareciente está de pie con un micrófono mirándoles de frente y, por tanto, dando la espalda al resto del mundo. La posición elevada del conjunto y la ausencia total de sillas hace que la situación sea bastante intimidatoria. Mires en la dirección que mires ves las cuatro caras observándote atentamente. Probablemente esta situación aumenta la presión de quien comparece y puede ser útil para sacar más información. No puedes tener ninguna comunicación visual con el resto del mundo.
Por otro lado, y por buscar más diferencias, esperaba que todo fuera más imponente y solemne, quiero decir, esperaba que el trato y la parafernalia del conjunto fuera más "respetuosa". No cabe duda que existe respeto entre fiscal, juez y abogados, pero quizás las películas me han acostumbrado a que exista más distancia en el trato entre sí. Probablemente la solemnidad aumentará conforme vayamos subiendo en la jerarquía de los juzgados e igualmente subirá un poquito el glamour de las discretas instalaciones a las que asistí.
Y por otro lado sí ha habido cosas que pensaba que iban a ser diferentes a las películas y, sin embargo, eran bastante parecidas. Después de que todo el mundo haya comparecido y testificado, la acusación y la defensa hacen sus alegatos finales para ayudar a la decisión del juez. Esta exposición final es totalmente peliculera, obviando el tema de que no hay jurado y no se levantan de su sitio ni para ir al baño. Pensaba que un juicio "menor" como este no recibiría un tratamiento tan exhaustivo, sin embargo las exposiciones de ambos fueron largas y magistrales, perfectamente estructuradas e intentando barrer para casa como si de políticos se tratara.
Al margen de lo que se estaba juzgando el balance general ha sido muy positivo y ha salido bastante reforzada mi imagen de los tribunales. Desconozco los chanchullos, trapicheos y suciedades que correrán entre bambalinas, pero de cara a la galería parece algo serio y con la dedicación y preocupación necesaria (casi excesiva) aunque se trate de un asunto menor.
Incluso hubo un "prostesto¡".
Cuando tienes que ir a un juicio te planteas cómo serán las cosas. Obviamente ya adivinas que las cosas no son como en las películas, pero como es la única referencia que tenía al respecto las comparaciones son inevitables, así que paso a relatar las cosas que cambian con respecto al estereotipo yanki.
Para empezar, y sin duda para mí lo más chocante, es la disposición de quien comparece. En cualquier película se sitúa el juez en el centro y junto a él, dentro del mismo conjunto de madera pero en un nivel inferior, se coloca a la persona que habla en ese momento, dando éste su cara al público y viendo de frente a la acusación y al acusado. Aquí es distinto, para bien o para mal. El juez, la acusación y la defensa se sientan en la parte delantera y el compareciente está de pie con un micrófono mirándoles de frente y, por tanto, dando la espalda al resto del mundo. La posición elevada del conjunto y la ausencia total de sillas hace que la situación sea bastante intimidatoria. Mires en la dirección que mires ves las cuatro caras observándote atentamente. Probablemente esta situación aumenta la presión de quien comparece y puede ser útil para sacar más información. No puedes tener ninguna comunicación visual con el resto del mundo.
Por otro lado, y por buscar más diferencias, esperaba que todo fuera más imponente y solemne, quiero decir, esperaba que el trato y la parafernalia del conjunto fuera más "respetuosa". No cabe duda que existe respeto entre fiscal, juez y abogados, pero quizás las películas me han acostumbrado a que exista más distancia en el trato entre sí. Probablemente la solemnidad aumentará conforme vayamos subiendo en la jerarquía de los juzgados e igualmente subirá un poquito el glamour de las discretas instalaciones a las que asistí.
Y por otro lado sí ha habido cosas que pensaba que iban a ser diferentes a las películas y, sin embargo, eran bastante parecidas. Después de que todo el mundo haya comparecido y testificado, la acusación y la defensa hacen sus alegatos finales para ayudar a la decisión del juez. Esta exposición final es totalmente peliculera, obviando el tema de que no hay jurado y no se levantan de su sitio ni para ir al baño. Pensaba que un juicio "menor" como este no recibiría un tratamiento tan exhaustivo, sin embargo las exposiciones de ambos fueron largas y magistrales, perfectamente estructuradas e intentando barrer para casa como si de políticos se tratara.
Al margen de lo que se estaba juzgando el balance general ha sido muy positivo y ha salido bastante reforzada mi imagen de los tribunales. Desconozco los chanchullos, trapicheos y suciedades que correrán entre bambalinas, pero de cara a la galería parece algo serio y con la dedicación y preocupación necesaria (casi excesiva) aunque se trate de un asunto menor.
Incluso hubo un "prostesto¡".
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