La felicidad ah, ah, ah, aaaah
publicado por Fry
Hoy no toca hablar de noticias curiosas, antologías de curiosidades, ni homenajes al baúl de lo recuerdos, ni mencionaré a ningún friki. Los blogs son personales y me lo he tomado al pie de la letra. Lo siento por todos los lectores, hoy me toca filosofar.
Hace ya algunos días (y algunos años en mi mente) que tenía ganas de escribir sobre esto. Generalmente suelo pensar activamente en cuestiones transcendentales, pero esta vez vino a mi mente de forma casi fortuita, como la manzana de Newton, que dicho sea de paso siempre me ha sonado a leyenda urbana. Es demasiado bonito pretender que toda la física moderna se base en casi una anécdota.
Con el permiso de Newton continuaré. Estando en el trabajo, la semana pasada, tuve que empujar la solapa de un escáner con cierta fuerza. Me abstendré de los detalles, ya que no le interesarán a nadie, lo importante es que oí un crujido que inmediatamente identifiqué con lo peor: me había roto la prolongación cornea de la segunda falange del dedo pulgar de la mano derecha, la uña del dedo gordo para los amigos. No dejaría de ser una obsesión femenina de no ser porque me impide tocar la guitarra de un modo adecuado, y esto es importante para mí y me supone una gran frustración y un problema.
Pero no es la uña en sí misma lo que me hace escribir este post, no es una parte del cuerpo tan importante como para ello. Se dio la casualidad de que todavía resonaban muy frescos en mi cabeza unos problemas que me había contado una queridísima persona el día anterior, y éstos sí que eran objetivamente importantes y totalmente reales, y que además me afectan. Y te encuentras pensando en lo absurdas que son algunas quejas, como la mía de la uña, sin embargo es un problema tan real como cualquiera y puede afectarte del mismo modo. La comparación con otros problemas no suele ser muy efectiva para sentirse mejor o infravalorar los tuyos. Todo, una vez más, depende del cristal con que se mire, y es esta la razón que me lleva a divagar en nuestro blog.
Si os propusiera una serie de problemas para que los calificarais del 0 al 10 según la importancia que tendrían para vosotros en caso de tenerlos, y evitando hablar de salud y/o muertes que alterarían los resultados, probablemente pondríais altas calificaciones a perder el trabajo, a tener un accidente con el coche, divorcios, un amor no correspondido, que te corten la luz por no pagar, o incluso a pequeñas tonterías, como hacer el ridículo, que se estropee el mando a distancia o perder una uña. Por otro lado elaboraríamos una lista de deseos, también calificados del 0 al 10, según la frustración que nos causa no conseguirlos.
Ahora con esas listas ya rellenas vamos a que las recalifiquen otras personas de otros ámbitos totalmente distintos. Por ejemplo, un negro de Zimbawe, Bill Gates, un hombre de Cromagnón, un niño de ocho años de un barrio bien, el segundo hombre que pisó la Luna, y un tío con la cabeza metida en la guillotina esperando poca cosa ya. Evidentemente todos nuestros problemas y deseos quedarían alterados, apareciendo en posiciones altas problemas que ni siquiera entran en nuestra imaginación, por absurdos o por extremos. En el mejor de los casos nos sorprenderían estas listas.
Si vamos rizando el rizo, con todos los muestreados podríamos hacer un ranking de felicidad e infelicidad. Y ya de paso de infidelidad, aunque eso lo dejamos para otro estudio.
Y a lo que voy con toda esta parrafada. ¿el primero del ranking de infelices, pongamos el condenado a muerte, es más infeliz que tú?. No sé, que le pregunten al segundo que pisó la Luna (Aldrin) que tal le sienta tal circunstancia. Por otro lado, el top three de la felicidad, entre los que estaría el bueno de Gates... ¿es más feliz que cualquier otro?. Además de la imposible objetividad a la hora de hacer semejante paranoia de lista, sería totalmente ridículo e injusto sentenciar cualquier cosa al respecto.
Supongo, y es lo único que puedo hacer sin poder meterme en la piel del otro, que todos los consultados tendrán una lista similar de problemas y deseos frustrados, no en la coincidencia de los motivos y las letras, pero sí en la importancia y frecuencia. Sí, el hombre más rico del mundo tiene miles de cosas que tú no tienes (o billones, mejor dicho), pero es igual de infeliz que tú cuando ve que baja el índice de la bolsa o su Windows no termina de ser bien criticado.
La vida es una cuestión de relatividad y, quizás, seamos todos relativamente igual de felices. O infelices...
Po zi, todo es relativo pero supongo que si haces una encuesta sobre con cual alma en pena de la que has mencionado nos cambiariamos, seguramente muchos elegirian al pobrecito de Bill, dicen que las penas con pan son menos no? xD