Internet ha dejado de ser porno (VI Festival de Blogs) publicado por Fry

El último día hablé de la Web 2.0 (ver artículo), y hoy vuelvo a hacerlo orientado desde otro punto de vista con motivo del VI Festival de Blogs, que en esta ocasión organiza Territorio Creativo. Hablar de este fenómeno es hablar de Internet es sí misma, con la dificultad que eso conlleva. Me matarían mis contertulios bloguianos si soltara en este artículo todas las teclas que me salen de la cabeza en este momento, así que trataré de apuntar sólo unas cuantas cosas.

Que se haya acuñado un término (2.0) para la nueva era de la web es bueno y necesario, le da entidad y conlleva que toda la comunidad pueda asimilarlo y podamos estar hablando entre todos de ello, que hagamos manuales de diseño, que digamos qué debe ser y qué no ser y divagar sobre por donde van los tiros. Gracias a ello podemos participar todos en este festival.

Ahora se habla mucho de los blogs por todos los lados, porque ha sido el detonante que ha disparado todo esto. Al fin y al cabo un salto cualitativo en Internet y en el modo de percibirlo no se produce por una cuestión de diseño o tecnología, sino de un cambio de mentalidad en los usuarios que lo hacen posible, y los blogs han disparado el salto. Tanto es así que Internet ha dejado de ser porno, ha dejado de ser sexo, zoofilias, coprofilias, bukakes y demás perversiones a las que, quien más y quien menos, hemos echado mano alguna vez. Hace pocos años parecía impensable no asociar porno a Internet, como principal vía de entrada y dedicación de tiempo, pero las cosas han cambiado. Ahora el sexo es algo más que está ahí, que se usa mucho, pero va perdiendo cuota. Internet se ha convertido en expresión de ideas y en compartir, se ha socializado definitivamente. Los blogs lo inundan todo y por primera vez tenemos la sensación de que está poblado por personas y no por maquinas. Son como pequeñas ciudades calientes lejos de los lejanos y fríos chats y foros.

Pero las ansías de devorarlo todo no han terminado. El poblador de Internet quiere crear, quiere experimentar y lo quiere hacer ajeno a tecnologías o complicados lenguajes de programación. Incluso los propios clientes de empresas de diseño web quieren crear, quieren personalizar y quieren participar. Los profesionales del diseño cada vez tenemos que pensar en programar gestores de contenidos más sencillos, más potentes y originales, que puedan integrar audio y video. La web ya no es patrimonio de profesionales igual que los mecánicos no lo son de la carretera. Los diseñadores crearan coches que los internautas conducirán, ya no vale construir automóviles que sólo pueda conducir un ingeniero. Cualquier otra opción conducirá a la muerte de la tecnología, como ya ha pasado con algunas que prometían ser la panacea y no han revolucionado el panorama en absoluto. Y no diré cual para no levantar polémica ahora mismo.

La usabilidad de las webs empieza a estar garantizada, así como diseños aceptables, lejos de aquellas espantosas webs personales made in Frontpage. La asignatura pendiente es el propio concepto de interacción y presentación, que probablemente necesitaría hardware adicional. El ratón nos ha proporcionado mucho placer y utilidad, pero empieza a dar síntomas de obsolescencia. Descanse en paz, pequeño ratón, te voy a matar aquí mismo, así como al teclado, viejo traidor acumulador de porquería (Nota: dale la vuelta al teclado, agítalo y presenciarás una delicada lluvia negra, maravillas de la naturaleza). La sustitución de ambos no es sencilla, pero deben existir mecanismos de interacción más humanos, más acordes a nuestros sentidos.

La Web 3.0 vendrá de la mano de nuevos periféricos que nos permitirán interactuar de manera más humana, sentados en un sofá leyendo neoblogs, en los que el sistema operativo será exclusivamente un navegador y las aplicaciones serán totalmente online, incluso desaparecerá el concepto de disco duro para sólo almacenar pequeños datos transitorios a modo de memoria RAM.

Pero claro, en la Web 3.0 ya se habrá difundido la realidad virtual y el orgasmatrón y otra vez internet volverá a ser lo que siempre fue: porno.

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