05 febrero 2006

El hombre que desafió a Babel
   publicado por TioP

En alguna ocasión, estoy seguro, nos hemos parado a pensar en la cantidad de lenguas, idiomas, dialectos… que existen en todo el mundo. No pararé a detallar la diferencia entre los términos, simplemente, creo que ya me entendéis, hablaré de las distintas maneras en las que se habla por cada rincón de nuestro planeta.

No se si esto fue un castigo de Dios, pero ya se mencionaba en el capítulo 11 del Génesis, cuando aparece la citada Torre de Babel. Muchos conocen la historia, pues se intentó erigir una torre capaz de llegar al cielo y conseguir una comunicación directa con Dios. Esto se pretendía porque se acercaba el diluvio, del cual se querían salvaguardar. Esto iba en contra del propósito que Dios esperaba, pues se pretendía que tras éste la humanidad se dispersara por toda la tierra, y no se concentrara en un punto. Punto llamado Torre de Babel y que Dios “maldijo”, ya que para evitar su construcción confundió a los que la intentaron levantar, dotándoles de idiomas diferentes que imposibilitaran la correcta comunicación. Así fue, con tanta lengua, como gobernó el desconcierto y no fueron capaces de levantar Bab-el, nombre originario que venía a significar “Puerta de Dios”, y que al final pasó a ser Babel, que en hebreo significa “Confundir”.

Dicho esto, sea leyenda, historia, ficción, realidad, cuento, símil o premonición de “Nostradamus”, es cierto que hoy en día estamos jodidos con lo mismo. ¿A quién no le ha tocado las pelotas que todo el mundo no hablemos igual? ¿No sería todo más sencillo? ¿No habría menos asignaturas para estudiar? ¿Menos problemas para viajar? En fin, creo que aun estamos inmersos en la primera planta de la Torre de Babel, pues al menos podemos aprender alguna de las lenguas “planetarias”, pero jamás seremos capaces de entender a todo el mundo, porque… ¿cuál es el supuesto factor común? ¿el inglés? Parece ser, pero solo para los medianamente civilizados, pues si te pierdes por África, Asia… incluso Europa, con millones de personas te verás incapaz de comunicarte, ¿por qué?, porque cada uno tira para un lado, cada uno quiere construir su Torre de Babel, y esto así no se consigue.

No con esto pretendo desafiar a la Torre de Babel, pues ya hay quien la ha desafiado, y así le fue. Me refiero al libro que da título a mi post, en el que se refleja a aquel hombre que pretendió hacer una lengua común, lengua artificial que solucionara los problemas del idioma. Como muchos quizá ya hayáis adivinado, se trata del Esperanto. Inventada en 1887 por un polaco, el doctor Lazarus Ludwig Zamenhof, y de la que nunca tuve conocimiento, porque… ¿quién la usa hoy en día?.

Y es que reflexionemos, lenguas hay un huevo… me da igual si las queréis llamar dialectos, idiomas, formas de hablar, jergas, etc, pero es que ¿cuántas conocemos de su existencia?. Mencionarías las comunes, como el inglés, francés, español (curioso que en España no se hable español, y sea castellano… y en países latinos sin embargo sí sea español…), italiano, alemán, chino mandarín, ruso, árabe… y un etcétera tampoco muy largo, pero ¿cuántas hay realmente? Muchas más, y muchas desconocidas por no decir incluso ya extinguidas. Estas lenguas de alguna manera se pueden catalogar, al menos eso me ofrecen ciertas web, pues lo hacen por clasificaciones genéticas (familias lingüísticas). Es curioso que entre el montón de lenguas, existan secciones para las marcadas como aisladas, inclasificadas, criollos/pidgins, extinguidas…

Aisladas: Son consideradas aquellas en las que no se ha encontrado relación genética entre ella y cualquier otra lengua del mundo. En este saco me llaman la atención lenguas como el japonés y coreano, pero el vascuence también está ahí, como lengua aislada, pues no se consigue catalogar con nada existente, aunque algunos lo intenten con el bereber… tendrán que seguir intentando.

Inclasificadas: Se sabe de dónde provienen, pero no cómo se han originado. Es cierto que no le encuentro mucha diferencia con las aisladas, ya que son lenguas que hablan muy pocas personas focalizadas en regiones pequeñas, principalmente de China. Desde allí se niegan a clasificarlas dentro de las lenguas “tibetano-birmanas”.

Criollos/Pidgins: Me ha encantado leer este término porque parece ser que no se ponen de acuerdo en cómo definirlo. Saben de su existencia, y se acercan a las comúnmente llamadas jergas. Unos dicen que el criollo es un pidgin naturalizado, osease, usado ya con normalidad dentro de una población. Y por tanto, los pidgins los definen como “…no son lengua materna de nadie, sino que surgen como respuesta a situaciones de contacto para cubrir la comunicación…”. Son lenguas con un léxico reducido, básico, y de morfología y sintaxis reducida. Por hacer analogía, entre mis amigos podríamos decir que tenemos un pidgin, pues está normalizado en muchos casos, ya que por poner ejemplos, podemos mantener una comunicación con “nuestra lengua”. Pondré ejemplos para que mis amigos se vean identificados: “almorcial, papucial, albandil, vertigooo, quio…”

Extinguidas: Fácil. Se supone que no las habla nadie. Esto me recuerda a una noticia que me contaron hace poco, y es que por allá en México había una “lengua” que solo la hablaban dos personas, y que además estaban enfrentadas y no se dirigían la palabra. Entonces, ¿la podemos considerar lengua extinguida? Yo diría que sí.

Y para finalizar con esto de los idiomas, no hace falta comparar con el mundo, simplemente acerquémonos a España, pues ya son varios los casos con los que nos encontramos: vasco, catalán, gallego, andaluz (jejeje)… Ni entre nosotros nos entendemos, ni nos queremos entender, ¿qué necesidad hay de crear cada uno su propia lengua? Pienso son ganas de joder, porque incluso hay situaciones en las que no se enseña ni el castellano, y eso señores, no está bien. Pero de donde yo vengo muchas son las palabras que expresas por otros lugares y que no entienden. Aunque para mí me parecen de lo más normal: la cocacola se “esbafa” (pierde gas), el helado se “regala” (derrite), las cucarachas se “escachan” (aplastan), se toma patorrillo y gordillas (madejas), y antes aun te podías “esbarizar” por un “esbarizaculos” (resbalar por un tobogán… esto ya mis abuelos).

Pues imaginaros como debe estar el mundo de estas jergas, palabras, idiomas… Cero que antes os dije el piso uno de la Torre de Babel… pero es que rectifico y diré que aún estamos con los planos.