La estupidez humana
publicado por Fry
Vuelve a caer a mis manos, casualidades de la vida, una cita sobre la estupidez humana, de la que he querido hablar varias veces en el blog y nunca encuentro ocasión. Esta vez comentaré un interesante libro escrito por Carlo M. Cipolla sobre la estupidez de la gente. Sus conclusiones son alucinantes, destacando en igual medida el sentido del humor y la pasmosa realidad de la sociedad.
El bueno de Carlo sentencia las siguientes conclusiones sobre el ser humano y la estupidez en toda su inmensidad:
El comportamiento de un bandido es racional y por ello puede ser previsto e incluso comprendido. Busca un beneficio y no es lo suficientemente inteligente para procurarlo simultáneamente a los demás, pero se le puede prevenir. El desgraciado puede provocar compasión, ya que por falta de inteligencia sólo es capaz de generar beneficio a costa de sí mismo, pero no es un individuo peligroso. Sin embargo el estúpido es irracional e impredecible, y como sus actos no responden a lógica alguna no se le puede prevenir. Aún cuando ya somos conscientes de que va a jugar una de las suyas nos sentimos incapaces de anticipar sus movimientos. Un estúpido es estúpido y es un ser muy peligroso.
Se da la circunstacia adicional de que los inteligente saben que lo son, los bandidos saben que son malos y los desgraciados asumen el destino de su propio exceso de caridad, sin embargo el estúpido no se reconoce en su cuadrante, lo que lo convierte en más estúpido y peligroso si cabe. Es muy importante no confundir a un estúpido con un desgraciado. El segundo puede dar pena, pero el primero es temible.
Para terminar se podrían hacer una división en los desgraciados y los bandidos. La línea diagonal divide los cuadrantes, y aquellos individuos que quedan por encima de ella provocan un beneficio neto y los que quedan por debajo una pérdida neta. Es decir, se pueden hacer dos subgrupos:
Y no, no te sitúes tan alegremente en el cuadrante superior derecho. Recuerda que el estúpido no sabe que lo es.
El bueno de Carlo sentencia las siguientes conclusiones sobre el ser humano y la estupidez en toda su inmensidad:
- Primera Ley Fundamental: Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación.
- Segunda Ley Fundamental: La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
- Tercera Ley Fundamental (o de Oro): una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.
- Cuarta Ley Fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.
- Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
- Inteligentes (I): Aquellos que provocan un beneficio para sí mismos y para los demás.
- Bandidos (B): Aquellos que se provocan un beneficio propio en perjucio de los demás.
- Desgraciados (D): Provocan beneficio en los demás sin obtener ganancia alguna, incluso pérdidas.
- Estúpidos (E): Provocan pérdidas en los demás y en sí mismos.
El comportamiento de un bandido es racional y por ello puede ser previsto e incluso comprendido. Busca un beneficio y no es lo suficientemente inteligente para procurarlo simultáneamente a los demás, pero se le puede prevenir. El desgraciado puede provocar compasión, ya que por falta de inteligencia sólo es capaz de generar beneficio a costa de sí mismo, pero no es un individuo peligroso. Sin embargo el estúpido es irracional e impredecible, y como sus actos no responden a lógica alguna no se le puede prevenir. Aún cuando ya somos conscientes de que va a jugar una de las suyas nos sentimos incapaces de anticipar sus movimientos. Un estúpido es estúpido y es un ser muy peligroso.
Se da la circunstacia adicional de que los inteligente saben que lo son, los bandidos saben que son malos y los desgraciados asumen el destino de su propio exceso de caridad, sin embargo el estúpido no se reconoce en su cuadrante, lo que lo convierte en más estúpido y peligroso si cabe. Es muy importante no confundir a un estúpido con un desgraciado. El segundo puede dar pena, pero el primero es temible.
Para terminar se podrían hacer una división en los desgraciados y los bandidos. La línea diagonal divide los cuadrantes, y aquellos individuos que quedan por encima de ella provocan un beneficio neto y los que quedan por debajo una pérdida neta. Es decir, se pueden hacer dos subgrupos:
- Bandidos inteligentes (Bi), aquellos que provocan menos perjucio que el resultado que obtienen.
- Bandidos estupidos (Be), aquellos que provocan más daño del que obtienen para sí mismos. Por ejemplo, el que entra a robar un cuadro a una casa y rompe la ventana para hacerlo.
- Desgraciados inteligentes (Di), son aquellos que provocan beneficios superiores a sus propias pérdidas.
- Desgraciados estupidos (De), los que provocan para sí mismos pérdidas superiores a los beneficios que generan.
Y no, no te sitúes tan alegremente en el cuadrante superior derecho. Recuerda que el estúpido no sabe que lo es.
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